Las Tablas de Daimiel, un humedal único en Europa, se encuentra ahora seco, cuando hace solo año y medio podía recorrerse en barca.
En la actualidad, únicamente 60 de las 3.000 hectáreas del parque están ahora inundadas. Desde 1996, la temperatura en el parque ha aumentado más de dos grados, un hecho al que hay que sumar la sequía y la falta de lluvias en un espacio capaz de actuar como termómetro de la emergencia climática y de frenar sus daños.
El Molino de Molemocho es la entrada de agua del río Guadiana a las Tablas de Daimiel. Hasta el pasado junio, esa zona ha estado llena de agua, pero ahora se encuentra completamente seca y con el suelo cuarteado.
Sin agua, el ecosistema se transforma. Las Tablas son el refugio de gran variedad de especies de aves, más de 274, que viven en el agua, crían o pasan el invierno, y que corren peligro de desaparecer del parque.
"En un humedal seco, la fauna asociada a ese humedal desaparece y todo el ecosistema se viene abajo", ha explicado Carlos Ruiz, director del Parque Nacional Las Tablas de Daimiel.
Se trata de una llanura de inundación formada por la confluencia de dos ríos, pero el acuífero del que se nutre está sobreexplotado. "Para el control de 60.000 pozos, la Administración General del Estado cuenta con 14 agentes medioambientales", ha señalado Ruiz.
"No decimos que no se saque agua de los pozos, claro que no. Pero que se haga con un control", ha destacado Julio Barea, responsable de aguas de Greenpeace.
Agricultura sostenible, que permita conservar ecosistemas tan importantes como las Tablas de Daimiel.