Un espectáculo de ilusionismo calculado al detalle. Tras siete años huido, el expresident y líder de Junts Carles Puigdemont regresaba a España para estar en la investidura de Salvador Illa. Al menos eso es lo que se trasladaba desde el propio entorno de Puigdemont. Con una orden de arresto sobre él, los Mossos contemplaban varios escenarios para su detención pero el expresident sorprendía a las fuerzas de seguridad con un plan de fuga armado al detalle.

Las incógnitas siguen siendo muchas y las críticas a los Mossos (muchas desde las propias bases del cuerpo policial) crecen por momentos. ¿Por qué no se detuvo al expresident antes? ¿Hubo órdenes de altos mandos?

Puigdemont llegaba puntual a su cita en el Arco de Triunfo, a unos minutos a pie del Parlament. Era poco antes de las 9 de la mañana y Puigdemont aparecía por una bocacalle de la calle Trafalgar. Se le unían el president del Parlament, Josep Rull, y la plana mayor de Junts, además de antiguos altos cargos institucionales del independentismo.

Antes, los responsables de comunicación de Junts contaban de "manera discreta" a los periodistas que tras un breve discurso, el president avanzaría de la mano de Rull hasta la puerta 1 del parque de la Ciutadella, flanqueado por una cadena humana que irían formando los manifestantes. Ese mismo mensaje se repitió después por los altavoz del acto y coincidía con uno de los escenarios previstos por los Mossos. Dejarle dar el discurso y detenerle en el parque de la Ciutadella de forma discreta.

Puigdemont subía al escenario a las 9, puntual y con su abogado Gonzalo Boye y Jordi Turull entre bambalinas. Un escenario blanco, muy sobrio, que ha sido una de las claves del plan.

Paralelamente, durante el discurso de Puigdemont, una de las carpas pegadas al escenario se llenaba de asistentes con sombreros de paja. Y una mujer con un coche blanco y una silla de ruedas a la vista, en el asiento del copiloto, lograba acceder hasta los pies del escenario y mantenía el motor encendido.

Con un falso fondo en el escenario, Puigdemont era prácticamente arrastrado de un brazo por Boye nada más terminar el discurso. Se quitaba la americana, se ponía un sombrero de paja y se unía al pequeño grupo de asistentes con cabezas cubiertas en la carpa. Comenzaba un plan de fuga ante los poco más 3.000 manifestantes congregados en el Arco de Triunfo, decenas de medios con cámaras pendientes de los pasos de Puigdemont y varios equipos de los Mossos que llevaban semanas preparando la detención, tanto de paisano como de uniforme.

Puigdemont seguía estando localizado. Los Mossos sabían que se encontraba en la carpa pero ya le habían perdido de vista ente esa pequeña multitud y empezaban a sospechar que algo raro sucedía.

Mientras, la organización pedía a los manifestantes en el exterior mantener un pasillo humano para acompañar a la comitiva hasta el Parlament y los periodistas corrían para acompañar a una comitiva de Junts. La confusión era máxima. Un grupo de autoridades avanzaba por el pasillo pero no se lograba ver a Puigdemont.

A su vez, la conductora del coche blanco se preparaba para iniciar la huida. Jordi Turull, con una gorra de deporte con visera ntraba por la puerta trasera tras el asiento del copiloto. Puigdemont, ya sin el gorro de paja y con una gorra igual que la de Turull, era introducido en el mismo coche, junto a una tercera persona aún sin identificar.

El coche aceleraba y giraba por la avenida Vilanova. En ese instante, los mossos de paisano ya sabían que Puigdemont se había introducido en el Honda. Sin tiempo a subirse a otro vehículo, empezaron a perseguir el coche a pie a la carrera. El Honda avanzó pasando por delante de la comisaría de la Guardia Urbana de la estación del Norte, alcanzó la calle Nápoles, Pujades, Cerdenya y Circunval.lació, donde le perdieron la pista.

Unos datos que acaban de confirmar en rueda de prensa los Mossos. El comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, ha explicado que "los agentes se acercaron pero una masa de personas hicieron un muro y no nos dejaron acceder, además todo pasó muy rápido". "Fue acompañado de cargos públicos con el fin de entorpecer su detención", ha añadido.

También ha negado que existiera ningún tipo de acuerdo con Puigdemont ni con su entorno para detenerle de manera discreta.