El Hércules es ya una leyenda, ha vivido grandes misiones humanitarias y tragedias difíciles de olvidar. Así lo cuenta José Ramón García, teniente coronel y piloto, que asegura que le "impresionó mucho" la imagen del tsunami de Indonesia: "Al pasar por la zona devastada se veía a simple vista la magnitud del desastre".
Pero también ha visto historias casi sacadas de un cuento, como lo fue traer a España el tesoro Odyssey. "La misión del Odyssey fue histórica porque íbamos a buscar un tesoro y daba una sensación agradable hacer ese viaje. Es algo que forma parte de la historia", explica Jesús García, subteniente y mecánico de vuelo.
También forman parte de la historia las imágenes del traslado de un enfermo de ébola. García recuerda que no les admitían en "ningún país", por lo que tuvieron que "traerlo directo".
En algunas de esas misiones el mantenimiento del avión ha resultado muy complicado. "Cambiar un cristal en Kirguistán en pleno enero con una temperatura máxima de menos 20 grados es una situación bastante peculiar", apunta Gregorio Rubí, comandante y jefe de mantenimiento.
Sin embargo, uno de los mayores sustos lo vivió en la propia base en el año 1988. "Chocamos con un caza en vuelo y se llevó seis metros y medio de ala", explica García, una pieza que tienen expuesta en la propia base.
En estos 47 años, las cabinas de los Hércules han trasladado a un millón de pasajeros y 155.000 toneladas de carga. Pero lo más importante es su lema porque están listos cuando sea, como sea y donde sea.
Su gran capacidad es la de poder aterrizar en casi cualquier sitio, e incluso soltar la carga en vuelo: "En la guerra de Irak se tuvieron que bajar los vehículos en marcha, bajando la rampa", recuerda Miriam Longares, cabo primero y supervisor de carga. El Hércules se ha convertido en mucho más que un avión, a partir de ahora podrá visitarse en el museo.