El Ministerio del Interior ya lo advertía en enero: la amenaza terrorista iba a ir "al alza" en España. El titular de la cartera, Fernando Grande-Marlaska, alertaba en aquel momento de un aumento de la presencia del terrorismo, especialmente yihadista, en un contexto internacional marcado por la guerra israelí en Gaza, pero también por los efectos de la invasión rusa en Ucrania; y, en el escenario nacional, por un auge en la radicalización de menores. El ministro dejaba claro que el terrorismo seguía siendo "uno de los grandes retos de la seguridad del Estado" y que era un tema prioritario para el Gobierno de coalición.
Así lo ha constatado, dos meses después, el Consejo de Seguridad Nacional, organismo presidido por Pedro Sánchez que prevé aprobar este martes la nueva Estrategia Nacional contra el Terrorismo. Un nuevo plan que sustituye al aprobado en 2019 y tendrá un período de vigencia de cinco años. Se trata de un documento de más de 60 páginas al que ha tenido acceso el diario 'El País' y que pone el foco en las consecuencias derivadas de los conflictos activos en los territorios palestino y ucraniano, que generan un "riesgo real y directo" en nuestro país.
En este informe, elaborado por Interior y con la participación de los ministerios de Presidencia, Asuntos Exteriores y Defensa, el Departamento de Seguridad Nacional y la Secretaría de Estado de Comunicación, se propone la adopción de un paquete de medidas destinadas a combatir y prevenir la radicalización en ciertos sectores, con especial énfasis en la intervención de contenidos digitales, la lucha contra la financiación del terrorismo o la mejora de la cooperación internacional y la colaboración ciudadana.
De las 110 operaciones relacionadas con actividades terroristas en España entre 2019 y 2023, más del 90% estaban vinculadas al yihadismo
Tal y como se apunta en ese escrito, "la principal amenaza terrorista para nuestro país continúa procediendo de las organizaciones de carácter yihadista, fundamentalmente Daesh y Al Qaeda". Según los datos extraídos de la anterior estrategia, de las "110 operaciones relacionadas con actividades de terrorismo" que se registraron en España entre 2019 y 2023, más del 90% estaban vinculadas a un yihadismo que, según apuntan los expertos, está evolucionando "hacia una estructura más descentralizada y difusa, lo que dificulta su identificación y desmantelamiento".
El documento pone el foco en ese aumento de la radicalización a partir de "una propaganda en constante evolución para acceder a un público más amplio, joven y vulnerable; también, a través de la captación de presos comunes que han acabado "inmersos en este tipo de procesos" en las cárceles españolas. Asimismo, apunta a la situación del Magreb y a las "redes de tráficos de personas en el Mediterráneo central" como otros factores claves que inciden "en el nivel de amenaza terrorista en España".
De la guerra en Ucrania al negacionismo
El terrorismo yihadista no es el único fenómeno de riesgo que afecta a España y al mundo, según se detalla en la nueva estrategia nacional, que apunta a la invasión rusa de Ucrania como "potencial vector catalizador del terrorismo". Una guerra que, según se precisa en el mencionado texto, ha provocado "un incremento en la circulación de armas y explosivos" en todo el territorio europeo, así como la participación en la guerra de "combatientes voluntarios de otras nacionalidades" e, incluso, de "actores estatales que podrían llevar a cabo acciones terroristas".
También en ese documento se deja constancia del "aumento de los extremismos y los radicalismos" como un "fenómeno preocupante a nivel global"; extremismos caracterizados por un auge de las acciones "racistas o xenófobas", o con carácter "negacionista y antisistema", que impulsan "movimientos extremistas violentos [que] buscan imponer su visión del mundo a través de medios ilegítimos y antidemocráticos, representando una amenaza para la seguridad y el bienestar de la sociedad".