Londres, Madrid, Berlín, Roma y París. Son cinco de las diez ciudades más pobladas de Europa, todas ellas con miles de kilómetros de red de transporte público, millones de movimientos al día... pero con respuestas muy diferentes ante el coronavirus.
Daniel López-Acuña, exdirectivo de la OMS, asegura que en la capital se ha operado con “excesiva relajación” para las medidas que tendría que haber tomado. Esas medidas 'relajadas' han llevado a que sea la capital con más casos por cada 100.000 habitantes, con cerca de 800. Eso son casi cuatro veces más que la tasa que presenta París, con 250 casos.
Ese es el umbral de alerta máxima que marca el Gobierno francés, lo que implica el cierre total de bares y restaurantes o la limitación de las reuniones familiares. Medidas duras que también se tiene pensado aplicar en Londres, que cuenta con una tasa de contagio muy inferior a la de Madrid (11 casos por cada 100.000 habitantes).
Allí, restaurantes y pubs ya cierran antes de las 22:00 horas y las reuniones se limitan a un máximo de seis personas en las zonas con mayor incidencia. Berlín, por su parte, marca el umbral de alerta en 50 casos por cada 100.000 habitantes.
“No estamos hablando sólo de la capital, sino de las áreas de alrededor, personas que vienen a trabajar y luego vuelven. El concepto debe ser más dinámico, funcional, epidemiológico, decir dónde están los riesgos y cómo se transfieren”, opina Daniel López-Acuña.
Los expertos ponen de ejemplo positivo a Nueva York, epicentro de la pandemia durante semanas, que no solo activó limitaciones, sino que las prolongó en el tiempo. Por ejemplo, no abrió la ciudad hasta que la tasa de positividad de las pruebas PCR fue a inferior al 5%, y el interior de los restaurantes quedó cerrado hasta finales de septiembre. Ahora, el aforo es del 25% y sin servicio de barra.