Salía de la que fue su casa durante 20 años atravesando la solemne puerta de los leones. Con un largo aplauso, cientos de personas recibían fuera el féretro de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Ovación y ánimo también para su mujer, Pilar Goya. Acompañándola, el presidente Pedro Sánchez, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, el Gobierno en funciones casi en pleno y el expresidente Zapatero entre otros.
Desde las escalinatas del Congreso también han aplaudido ante la marcha del coche fúnebre. Ha sido el adiós público a Rubalcaba antes de ser incinerado en una ceremonia íntima. Ha sido un adiós multitudinario.
Por la capilla ardiente han pasado muchas personalidades de la política y de fuera de ella. Los reyes eméritos han guardado un minuto de silencio ante el féretro y don Juan Carlos se ha aproximado a él para tocarlo.
A la salida se han encontrado con un Felipe González afectado que aseguraba que ya echaba de menos a su gran amigo. "Era el político con más capacidad, con más inteligencia, lo echo de menos ya", ha dicho González. Dentro, González ha estrechado la mano de otro histórico del partido, Alfonso Guerra, con el que lleva décadas distanciado.
Diferencias aparte, Pedro Sánchez y Albert Rivera también se han abrazado. El líder de Ciudadanos ha recordado a Rubalcaba como un brillante parlamentario: "Un político de una época en la que este país tuvo que luchar contra muchas lacras, entre ellas el terrorismo".
También ha destacado su inteligencia política el primer ministro de Portugal. "Destaco su inteligencia y coraje", ha apuntado Antonio Costa tras depositar un ramo de rosas a los pies del féretro.
Entre sus compañeros de partido, los de ahora y los de antes, gestos de emoción y miradas de despedida.
Irene Montero, Juan Ignacio Zoido o Federico Trillo han sido otros, entre tantos, que han pasado por la capilla ardiente, donde el único momento incómodo ha sido el protagonizado por un hombre que la lanzado documentos sobre el féretro. El propio Sánchez se ha acercado a él y lo ha sacado de la sala de forma discreta.
Sólo un pequeño incidente entre las miles de muestras de cariño, de reconocimiento y de elogio unánime a Alfredo Pérez Rubalcaba.