La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha acusado este jueves al PP y su líder, Pablo Casado, de maniobrar para desprestigiarla "personal y políticamente" y vincularla con la corrupción desde "el anonimato", "sin pruebas" e involucrando a su familia, por la presunta comisión que su hermano obtuvo de un contrato de la Comunidad de Madrid.
A pesar de que ha negado cualquier ilegalidad, sí ha reconocido la existencia de este contrato y de las relaciones personales de su hermano, Tomás Díaz Ayuso, con la empresa Priviet Sportive S.L. para comprar mascarillas FFP2 y FFP3. La presidenta ha explicado que "todo era completamente legal" y "está regulado ante Hacienda y declarado".
"Fue fiscalizado por la Intervención General, se llevó a dación de cuentas del Consejo de Gobierno y está publicado en el Portal de Transparencia, y cuyo único objeto era conseguir el material para proteger a los ciudadanos y los sanitarios", ha aseverado.
"Nunca pude imaginar que la dirección nacional de mi partido iba a actuar de forma tan cruel y tan injusta contra mí", ha afirmado Ayuso señalando que nunca se hubiera imaginado que "alguien de la propia casa" hiciera estas acusaciones contra ella y que intentaran espiarla.
"Que prueben que ha habido tráfico de influencias. Que prueben que ha habido un solo contrato irregular. Que prueben que yo no soy honrada", ha retado a su partido.
La presidenta madrileña, además, ha asegurado que supo de ese contrato por Pablo Casado el pasado septiembre porque se lo habían "filtrado desde Moncloa", motivo por el cual le preguntó a su hermano: "Me confirmó que había mantenido relaciones comerciales con esa empresa y que todo era completamente legal. Que todo está regulado ante Hacienda y declarado".
"Ni mi Gobierno ni yo hemos intervenido para adjudicar ni ese, ni ningún otro contrato a nadie de mi entorno. Mi hermano lleva trabajando como comercial en el sector sanitario 26 años, mucho antes de que yo entrara en política, pero nunca le he ayudado para conseguir absolutamente nada en su vida laboral", ha apuntado.
La presidenta ha terminado asegurando que "no tendrá nadie una sola prueba de corrupción" por su parte.