La nueva presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, ha apelado en su discurso de aceptación del cargo a la búsqueda de consensos políticos y a no caer en la descalificación ni "la falta de respeto", lo cual, ha dicho, "rebaja a los representantes y ofende a los representados".
Los representantes parlamentarios, ha apuntado, son "la expresión plural y diversa de una sociedad plural y diversa, en España, en su conjunto y en cada uno de sus territorios".
En este sentido, ha incidido en que ningún partido ni ningún político por sí solo representa la voluntad de toda la ciudadanía. "Cada uno de nosotros somos del pueblo", ha sentenciado, "pero ninguno somos el pueblo".
"Siempre y en todas partes hay un otro legítimo y distinto, al que solo podemos exigir el respeto a la ley", ha agregado.
Así, ha defendido la política como una construcción de consensos. "Solo cuando cuando el Congreso habla desde un amplio consenso nos acercamos a la aspiración de expresar la voluntad del pueblo".
En sus primeras palabras como máxima autoridad de las Cortes, Batet ha hecho asimismo un llamamiento a "preservar la función constitucional de la cámara, a no degradar a los representantes ni banalizar la actividad parlamentaria", ya que, según ha destacado, "de la dignidad de la institución y sus miembros depende en gran medida la calidad de nuestra democracia".
Por ello, ha instado a los diputados a preservar las formas en el seno de la cámara. "La democracia siempre ha tenido algo de espectáculo, pero ese espectáculo no debe ser el de los gritos y la falta de respeto", ha aseverado, pidiendo en su lugar "la fina inteligencia" y "la brillantez en las exposiciones".
Además, ha destacado que formar parte de la Mesa del Congreso "obliga a ser siempre imparciales a la hora de proteger los derechos de todos los diputados", si bien, ha incidido,"el gobierno de la Cámara no debe ni puede ser neutral en todo aquello que afecte a la misión constitucional del Congreso".