Casi cuatro horas de reunión entre los equipos de negociación del PSOE y Unidas Podemos se saldaban ayer, de nuevo, sin un acuerdo. Era el segundo encuentro entre los socialistas y la formación morada tras la reunión de la semana pasada, que también acabó sin grandes avances, y después de todo el verano sin apenas movimiento en las negociaciones, bloqueadas desde la investidura fallida de julio.
La reunión de ayer acababa, además, sin previsión de nuevos encuentros entre ambos partidos. Así, sin visos de un pacto, el calendario se presenta cada vez más ajustado para evitar unas nuevas elecciones. La fecha límite: el 23 de septiembre, dentro de apenas 12 días. Ese lunes, si no hay un candidato investido, se disolverán las Cortes Generales y se convocarán nuevos comicios, que tendrían lugar, previsiblemente, el 10 de noviembre.
De esta manera, y teniendo en cuenta los tiempos de los plenos para su debate y votación, una posible segunda investidura debería celebrarse, como muy tarde, la semana que viene. Antes de ese hipotético debate de investidura, el rey además tendría que abrir una nueva ronda de consultas con los partidos y designar a un candidato a la investidura.
Unos plazos a todas luces muy difíciles de cumplir mientras las diferencias entre PSOE y Podemos se antojan casi irreconciliables: el gobierno de coalición sigue siendo piedra de toque para ambas formaciones antes de pasar a negociar ninguna otra cuestión.
Así las cosas y con las negociaciones prácticamente rotas, este miércoles Pedro Sánchez se somete a una sesión de control en el Congreso, donde responderá acerca de la situación de bloqueo político que vive el país. Mientras, el reloj sigue corriendo y acercándonos aún más a las que serían las terceras elecciones en menos de un año.