Pedro de la Calle, un pastor socialista detenido y torturado tras el Golpe de Estado, tenía 48 años y dos hijas cuando los falangistas lo mataron en 1936. El acta de defunción, fechado en agosto de 1936, dice que murió asfixiado, pero su familia asegura que lo encontraron ahorcado en un pinar. Su hija pidió en 2006 al ayuntamiento de Mojados, en Valladolid, que pusiera los medios necesarios para localizar a Pedro, pero no le hicieron caso.
Ahora, 88 años después, buscan sus restos en la zona que lo asesinaron los falangistas. Nuño Martínez, voluntario de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha contado en laSexta que están "nivelando el reciento" porque creen "que los huesos pueden estar debajo".
Malena García, voluntaria de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, comenta que "la hija de Pedro ya pidió su exhumación en 2006, pero nadie le contestó". "Llevaba buscándolo desde los años 90", ha añadido.
Bajo kilos de tierra, la familia espera por fin encontrar sus restos. Marco González, vicepresidente de la Asociación, ha asegurado que encontrar los restos de Pedro supondría "cerrar un capítulo muy doloroso de su familia", además de "cumplir los anhelos de su madre" y "poder descansar en el panteón familiar".
Esta exhumación es la primera que se produce en Castilla y León desde que PP y Vox hayan presentado su ley de Concordia, que supone tumbar la ley de memoria democrática, y ha sido muy criticada desde la izquierda. El delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen Vélez, ha asegurado que "no van a permitir que se equipare un periodo democrático como ha sido la Segunda República a un periodo de dictadura, de barbarie, que duró más de 40 años".