Culminada la reelección de Pedro Sánchez, el PP tiene como tarea inmediata afrontar la oposición, aunque la formación de Alberto Núñez Feijóo ha puesto también ya en su punto de mira las próximas elecciones, las vascas y gallegas, que se celebrarán en 2024, al igual que las europeas. Oficializado ya como líder de la oposición, Feijóo debe ahora enfrentarse al reto de definir cuál será su estilo y el de los suyos, con cambios que se esperan mínimos, pero significativos, tanto en su cúpula como en las portavocías del Congreso y el Senado.
Las quinielas son múltiples, aunque en el PP admiten que Feijóo guarda con celo sus fichajes sobre los que, dicen, nadie sabe nada. En el núcleo de estos ajustes se sitúan la Secretaría General y la portavocía en el Congreso. En la formación se da por hecho que Cuca Gamarra perderá al menos uno de estos dos roles y se especula sobre todo acerca de su sustitución por un perfil duro en el Congreso, o al menos esa es la expectativa de varios de los dirigentes del PP contactados por EFE.
De su jefe de filas en el PP también esperan una oposición dura y firme, al tiempo que medida y moderada para diferenciarse de Vox y ocupar el espacio de centro que los populares consideran que el PSOE les ha puesto en bandeja al pactar la ley de amnistía con el independentismo catalán. Son conscientes de que deben ser muy contundentes, pero sin dejarse arrastrar por Vox, porque sus votantes, dicen los más moderados en el PP, no se identifican con las protestas a las puertas de Ferraz.
En las calles, pero ya pensando en los cambios
Los cronistas gallegos recuerdan que en su etapa de oposición en Galicia, Feijóo repartió los papeles: moderación para sí mismo y dureza en su portavoz. Esteban González Pons, Miguel Tellado o la más desconocida Carmen Fúnez son algunos de los nombres que más suenan. Los cambios deberán ser comunicados en el Comité Ejecutivo del PP, que por el momento no tiene fecha.
Mientras tanto, el PP se moviliza contra la amnistía desde la calle, el Senado y también el Europarlamento. Este sábado Feijóo secundó una multitudinaria protesta en Cibeles, en la que también estuvo Santiago Abascal. Pero además el PP mira al futuro y sin darse tiempo para rumiar su fracaso parlamentario, revisa ya el calendario electoral. En Euskadi y Galicia deben celebrarse elecciones en junio, aunque los rumores sobre un adelanto electoral en ambas autonomías son constantes.
En el PP especulan sobre que las elecciones vascas sean en el mes de marzo, mientras que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, evita aclarar si como su antecesor intentará hacer coincidir sus comicios con los que debe convocar el lehendakari Íñigo Urkullu. Al margen de la fecha, el PP ha empezado a deslizar ya mensajes electorales. El debate de investidura evidenció la competencia directa entre PP y PNV.
Mientras los nacionalistas vascos sugerían ofertas ocultas por parte de Feijóo, que el PP niega, el presidente de los populares avisó al partido jetzale de que "tengan por seguro" que el "hueco" que han dejado en Euskadi lo ocupará el PP vasco. Por otra parte, un día después de que el Congreso eligiese de nuevo a Sánchez como jefe del Ejecutivo, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, protagonizó un desayuno informativo en Madrid en el que fue presentado por Mariano Rajoy y recibió el respaldo de Feijóo y del PP gallego.
Rueda, vicepresidente de Feijóo durante una década, se estrenará como cabeza de cartel en unas elecciones en las que se espera que Génova se vuelque para que los populares no pierdan, cuando gobiernan en casi todo el país, el que fuese su baluarte de resistencia cuando el partido vivió sus peores momentos electorales. Las elecciones europeas son ya otro capítulo. La Unión Europea despierta menos interés en la ciudadanía, pero ahora Génova ve en las instituciones comunitarias una baza para frenar la ley de amnistía, un debate que llega en la antesala de unos comicios que podrían cambiar el reparto de poder en Bruselas.