Así, García comienza señalando la gran cantidad de manifiestos y declaraciones individuales hechas en los últimos días por "gente del mundo de la cultura". "Siempre me ha ocurrido que, paradójicamente, aunque me parecen correctísimos los posicionamientos cuando los veo en los demás, me da muchísimo pudor cuando se trata de mí", admite.
Y en esta línea, añade: "Exceptuando alguna andanada, digamos en caliente, desde los escenarios, acciones humanitarias y mi empeño ecologista, que es un tema que afecta a todo el planeta por igual, lo cierto es que siempre he sentido sincero reparo a que alguien vea en mí una pretensión digamos aleccionadora. Y ese pudor es en mí tan intrínseco e intenso que lo he mantenido durante toda mi carrera".
Sin embargo, cambia de tono para afirmar que "por grande que es ese pudor, mayor es en estos momentos" su "temor a que ese pudor pueda hacer parecer" que se quiere "poner de perfil" cuando "no es así". Por eso, subraya que, a su juicio, "en democracia la política debe ser diálogo".
"Escuchar, no sólo oír; hablar, y no sólo con los que opinan como uno mismo. Y trabajar para encontrar soluciones. En estos días muchos políticos parecen esforzarse mucho menos en buscar soluciones que en reforzar una crispación de la que quizás obtengan un rédito político pero a un alto precio social que pagamos todos", plantea.
En este punto, se pregunta "por qué no se puede escuchar la opinión del pueblo catalán". Y prosigue: "¿Por si no gusta a todo el mundo? ¿Y es eso lo correcto? ¿No querer oír cuando se intuye que quizás no guste la respuesta? No sé si es pena la palabra adecuada, indignación o una mezcla de ambas, lo que siento viendo un barco lleno de policías en el puerto de mi ciudad.
No es policía lo que hace falta para entenderse. Humillar no es el camino". Precisamente por esta última afirmación, asegura Manolo García que le "apena oír a gente cargar contra Joan Manel Serrat por decir su opinión u otro tanto hacer otros con Lluis Llach".
Tras manifestar su "sincero respeto y cariño a ambos" y recalcar que "el mundo es mucho mejor con ellos", apostilla que "algo, o mucho, no funciona si se piensa que es correcto insultar a los que opinan de forma diferente".
Por todo lo expuesto, subraya que "a veces parece que nada cambia, que estemos retrocediendo en vez de mejorar como colectivo con el paso de los años", algo que le parece "grave, un error a corregir". "Diálogo, por favor, nunca violencia ni intimidación. Seguro que se conseguirían resultados más civilizados y probablemente más satisfactorios para todos. Creo que es con política como deben resolverse las encrucijadas políticas", concluye.