El artista catalán Albert Pla (Barcelona, 1966) ha leído una carta en el programa El Món de RAC1 en la que hace gala de su habitual estilo satírico para hablar de la situación actual que se vive en la sociedad catalana por el referéndum de independencia del próximo 1 de octubre.
"Ya nadie está para canciones, y más con la que nos está cayendo a los catalanes que también nos sentimos españoles. Tengo el corazón partío, me duele el alma, no entiendo nada. Me siento como el Patufet debajo de la col siendo devorado por el buey del independentismo. Son pocos pero cantan muy fuerte. Y sus cantos me están volviendo sordo de recuerdos. De recuerdos de mi juventud, de retales de mi infancia", plantea el barcelónes.
Y en esta línea, añade: "Aún me reconozco, no hace tanto tiempo, un joven lleno de sueños paseando por las Ramblas con amigos míos de Madrid hablando en castellano sin que nadie te insultara por la calle. Recuerdo que entonces esa Barcelona era la Barcelona más bonita del mundo. La Barcelona de Juan Marsé, Gil de Biedma, Vargas Llosa y de tantos otros catalanes".
"Recuerdo con el corazón partío esas entrañables tertulias en mi querida Boquería, en el bar Pinocho, donde todos decíamos lo que pensábamos y nos reíamos de nuestras discrepancias. Pero ahora mis antiguos amigos se sientan en el taburete más alto, acallando a los demás. Nos han vuelto chiquitos, nos tratan como a niños... Por favor, ¿podéis bajar la música?", prosigue.
Apunta que se siente "orgulloso de ser niño" y se niega a "perder" su "infancia". Por eso recuerda cuando su padre le "cantaba El noi de la mare" y después le ponía Fina estampa, de Dolores Pradera. "Me dormía agarrado a su mano sabiéndome el niño más listo del mundo porqué mi madre me decía que yo hablaba dos idiomas y que el resto de niños del mundo solo hablaban uno. Mi madre me decía mientras me acurrucaba sonriendo: Sí, cariño, eres el niño más listo del mundo", subraya.
También recuerda Pla a su padre "escuchando ese maravilloso disco de Serrat cantando a Machado y luego tatareando L'home dibuixat, de Sisa". Tras enumerar estos recuerdos, insiste Pla en que tiene "envidia" de su infancia: "De aquel otro día que con mi familia tuvimos que salir con prisa de Esparreguera después de ver La Passió porque no llegábamos a tiempo de ver a Bertín Osborne en el Palau de la Música".
"Tengo envidia de mi juventud. Recuerdo como si fuera hoy a Maragall al lado del presidente español remando juntos en una barquita chiquita rumbo al gran puerto de las Olimpiadas que presentó al mundo una Cataluña y una España impensable 20 años antes. Pero ahora esta barca también se hunde. ¡Socórreme, agua, por favor! ¡¿Queréis bajar la música?! ¡Hombre!", destaca.
Llegados a este punto, "desde el barquito de papel" de su infancia, pide el barcelonés "ayuda a todos los catalanes y españoles sensatos". Y remarca que solo pide que en Cataluña se le "defienda como ciudadano", al tiempo que expresa su desconfianza en Rajoy, aún reconociendo que "ha sorteado la crisis económica con notable habilidad".
Y continúa: "Pero también creo que tal vez no ha gestionado bien la problemática de Cataluña. Creo que la situación actual reclama que otros políticos más sensatos como Pedro Sánchez deben liderar ahora serenamente y sin prisas, sobre todo sin prisas, una respuesta dialogada con el presidente catalán que, aunque mande en minoría, si sumas el voto de todos los catalanes sigue siendo el presidente de Cataluña".
"No queremos tener más privilegios que cualquiera de las otras regiones de España. Pero, ¿os imagináis la maravilla que sería que también pudiéramos ver algún día a los españoles saliendo de los toros con prisa para poder disfrutar d'Els Pastorets con lágrimas en los ojos y el corazón partío? Se despide Albert Pla, ciudadano del mundo", concluye Albert Pla.