El nuevo presidente del PP, Pablo Casado, presenta en Barcelona el nuevo organigrama del partido y también la cúpula que le acompañará en esta nueva andadura, y no habrá entre esos nombres, en principio, nadie del núcleo duro de su rival en las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría.
El equipo de Santamaría dio por rotas las negociaciones con el de Casado tras asegurar que la candidatura ganadora sólo ofrecía dos puestos a las personas de confianza de la exvicepresidenta, con cargos medios -secretarías de área- para Fátima Báñez e Íñigo de la Serna y haberse negado a tal ofrecimiento por considerarlo insuficiente.
El entorno del nuevo líder, por el contrario, aseguraba haber logrado integrar a seis personas que habían apoyado públicamente a Santamaría en la campaña, con las que había negociado directamente para que ocuparan secretarías diversas.
Se trata de Álvaro Nadal, que será secretario de Economía de Empleo, así como de Sergio Ramos, Marimar Blanco, Yolanda Bel, y Sofía Acedo. Los de Casado aseguraron contar también con Iñaki Oyarzabal, aunque el dirigente alavés acabó rechazando la oferta.
Oyarzábal no se incorporará por tanto al Comité Ejecutivo Nacional porque no le parece bien aceptar el cargo si se han roto las negociaciones entre ambas partes, según han confirmado fuentes populares.
Si finalmente se queda así el reparto y no se retoman las negociaciones, los partidarios de Soraya Sáenz de Santamaría estarán representados con cinco cargos medios del partido, pero ninguno de la cúpula, y ni la exvicepresidenta ni su jefe de campaña, José Luis Ayllón, o nombres como Báñez o de la Serna, tendrán cargo alguno en Génova.
Las dos partes se culpaban del fracaso de las negociaciones: los de Casado afeaban las exigencias de la candidatura perdedora y los de Santamaría acusaban a los vencedores de no querer, realmente, integrar.
En el equipo de Santamaría habían empezado la negociación con una exigencia elevada, la de contar con una representación adecuada al 43% de los apoyos en el congreso, pero a medida que fueron pasando las horas aseguraron que no se encontraban en posiciones maximalistas y recalcaron que sólo pedían una presencia digna.
También apostaban porque los partidarios de Santamaría se visualizaran en todos los niveles del partido. Pero en el equipo de Casado defendieron que el objetivo siempre ha sido integrar, aunque también pusieron en valor la victoria del líder, recordaron que desde el sábado hay un presidente que tiene que llevar las riendas y en algunos casos defendieron que no haya nadie de la candidatura rival en la cúpula.
Habrá que ver si finalmente, el presidente accede a que en ese selecto grupo entra alguna otra cuota como la del entorno de la exsecretaria general, María Dolores de Cospedal, cuyo apoyo a Casado ha sido determinante para la victoria en la segunda vuelta.