Cataluña celebra este miércoles la primera Diada del 11 de septiembre con el Govern del socialista Salvador Illa y en un clima de división dentro del movimiento independentista. El Gobierno de la Generalitat, encabezado por su presidente, ha dado inicio este miércoles a las celebraciones de la Diada, con la tradicional ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova, en Barcelona.
Al filo de las 9.00 horas de la mañana, los miembros del Govern, con el presidente de la Generalitat al frente, han iniciado la ronda de ofrendas que habitualmente depositan instituciones, partidos, sindicatos y entidades en memoria de Rafael Casanova, símbolo de los últimos defensores de Barcelona frente a las tropas borbónicas en 1714.
Ahí ha hablado la portavoz del Govern, Sílvia Paneque, de un "consenso y unión, nuestro país es mejor", en un tono poco habitual en estas celebraciones. "Es un gran día para compartir juntos y dialogar entre personas diferentes. Y ser capaces de acordar nuevos retos", ha añadido. En la misma línea, se ha manifestado Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, destacando la "normalidad institucional". Términos muy similares a los que este martes utilizó Illa con motivo de la celebración.
Unas declaraciones distintas a las que ha tenido el presidente del Parlament, Josep Rull, quien ha recordado a Carles Puigdemont: "Todavía hay ciudadanos en el exilio". Asimismo, ha asegurado que "Cataluña es una nación" y tiene "derecho a decidir pacíficamente y democráticamente". Rull ha denunciado el "incumplimiento radical" de la ley de amnistía por parte del Tribunal Supremo, del que ha dicho que "se ha declarado en rebeldía".
Antes de escuchar los acordes de 'Els Segadors', himno nacional de Cataluña, Illa y sus consellers han depositado su ofrenda a los pies del monumento, por el que desfilarán a lo largo de esta mañana delegaciones de la Mesa del Parlament, el Ayuntamiento de Barcelona, así como representantes del PSC, JxCat, ERC y Comuns.
El independentismo, en pie de guerra
En el momento que ha aparecido la de los republicanos, encabezada por el expresident Peré Aragonés, Marta Vilalta o la expresidenta de la Mesa del Parlament, Carme Forcadell, los silbidos e insultos se han multiplicado, tal y como venía sucediendo años atrás. Al grito de "hijos de puta", "cínicos", "hipócritas" o "puta Esquerra" un grupo de manifestantes ha mostrado su rechazo al acuerdo alcanzado entre ERC y el PSC que permitió la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat.
Sobre ello se ha pronunciado en el pasillo del Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, quien en un ejercicio de estoicismo ha asegurado que su formación desayuna, come y cena "con eso hace cuatro o cinco años". Situación que sostiene "forma parte de una campaña mediática", cuyo "origen" ya conocen: "Es lo que hay. Hemos vivido momentos peores", ha lamentado el portavoz parlamentario desde Madrid.
Una frase que hace referencia a Junts per Catalunya. Formación con la que los desencuentros se han incrementado tras el acuerdo de investidura, puesto que los neoconvergentes pretendían contar con su apoyo para investir a su fugado líder, Carles Puigdemont. De hecho, la diputada de Junts en la Cámara Baja Mìriam Nogueras ha vuelto a cargar contra el acuerdo entre ERC y PSC, con énfasis en el punto que contempla una financiación singular para Cataluña. En esa línea, Rufián ha preferido no pronunciarse al considerar que si lo hace ofrece "la oportunidad a opinadores en Cataluña" que hablen de lo que no ha dicho.
También servirá de termómetro para conocer el grado de la brecha en el independentismo el acto político organizado por los republicanos en la capital catalana. Incluso, servirá para conocer la situación de la crisis interna que vive la formación con con cuatro candidaturas que se disputarán el liderazgo del partido.
Una brecha entre las filas republicanas ante las que Rufián ha guardado "silencio", puesto que no desea "comunicarse con la militancia" a través de los medios de comunicación. "No me gusta el ruido. A un compañero de ERC hay que convencerle, no vencerle", ha dicho el vocal de ERC muy contundente.
Otras convocatorias que medirán lo que ya se puede considerar una guerra abierta, es por un lado el homenaje que ha organizado la CUP y otras organizaciones de la izquierda independentistas en la calle Ferran de Barcelona a Gustau Muñoz, militante comunista asesinado por disparos de la policía en una manifestación el 11 de septiembre de 1978. Mientras que por otro será el acto político organizado por Òmnium Cultural en el Arco de Triunfo de Barcelona.
¿Descentralización de protestas para esconder la brecha?
No obstante, el plato fuerte de la agenda de actos independentistas con motivo de la Diada vuelve a ser la manifestación convocada por la ANC, en colaboración con Òmnium y otras entidades, que este año tendrá un formato descentralizado, con movilizaciones en Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona y Tortosa. De hecho, algunas voces apuntan a que el objetivo es el de esconder la guerra interna que sufre el independentismo.
En Barcelona, la manifestación arrancará a las 16.00 horas desde la Estación de Francia y se dirigirá al Arco de Triunfo, donde a las 17.14 horas se iniciará el acto político con los discursos de Llach -nombrado este año presidente de la ANC- y otros representantes soberanistas.
Las celebraciones de la Diada se cerrarán a las 22.00 horas, con el acto institucional encabezado por el presidente catalán, Salvador Illa, en las Cuatro Columnas de Puig i Cadafalch, en Montjuïc, y que este año tendrá entre sus protagonistas a los futbolistas. del Barça Lamine Yamal y Aitana Bonmatí.