La Generalitat ha acordado suavizar las restricciones al agua en el sistema Ter Llobregat, el más grande de Cataluña y que abastece 202 municipios de Barcelona y Girona, que retrocede un estadio más en las fases de la sequía y pasa a la de alerta. La noticia ha llegado este lunes después de conocerse que se han acumulado hasta 37 hectómetros cúbicos en el sistema.
Con los embalses en un 38% -colocándose al nivel de octubre del 2022- el conseller de Acción Climática en funciones de la Generalitat, David Mascort ha anunciado que "dejamos atrás la fase de excepcionalidad y pasamos a la de alerta". Lo ha hecho después de la reunión de la Comisión Interdepartamental de Sequía, que evalúa el estado de las unidades hídricas y las restricciones.
Así los dos centenares de municipios abastecidos por este sistema pasan de una situación de excepcionalidad a una de alerta, mientras que en el sistema Darnius Boadella se pasa del nivel de emergencia baja de dos a uno. No obstante, en Riudecanyes y en Ciurana "la situación es preocupante", ha aseverado el conseller, a la vez que ha insistido en que "el agua no es infinita" y "la sequía no se ha acabado".
Desde principios de marzo, cuando las cuencas internas de Cataluña tocaron fondo y estaban al 14,3% de su capacidad, los embalses han doblado holgadamente las reservas: el sistema Ter Llobregat ya alcanza el 38,5%, mientras que Darnius Boadella ha pasado del 11% al 23%.
Los cambios acordados por la Comisión Interdepartamental de Sequía se harán efectivos la próxima semana, cuando se publiquen en el Boletín Oficial de la Generalitat de Cataluña (BOGC). La fase de alerta es la tercera en el grado de gravedad de sequía, después de la emergencia y la excepcionalidad, y entre otras medidas establece un límite de consumo de 250 litros por habitante y día (incluyendo actividades económicas y comerciales), un margen más amplio que los 230 litros de la fase previa de excepcionalidad.
Mascort ha hecho hincapié en que la mejora de las reservas no significa que se frenen las actuaciones ya planificadas para disponer de más agua en Cataluña. En este sentido, ha expresado su "preocupación por la no licitación" de la segunda desalinizadora de la Tordera en Blanes (Girona), que el Gobierno central la declaró como actuación prioritaria. "En septiembre ya tenían -en el Ministerio de Transición Ecológica- el proyecto básico hecho; estamos en junio de 2024 y siguen con papeles y convenios, sin licitar la obra", se ha quejado el conseller.