La primera sesión de investidura de Maria Chivite ha finalizado sin sorpresas: no ha conseguido la mayoría absoluta, pero, previsiblemente, mañana sí será investida en segunda ronda de votación. En su discurso, aseguraba ser "plenamente consciente" de que el Gobierno al que "aspira" a dirigir no tendrá mayoría absoluta y que genera "recelos en cierta parte de la sociedad".
La socialista ha sacado pecho por el acuerdo alcanzado con Geroa Bai, Podemos e Izquierda Ezkerra: "Hemos sido capaces de trabajar por el presente y el futuro, y lo hemos hecho sin revisionismos ni reproches". Sobre ese acuerdo, además, ha añadido: "Es un acuerdo entre la izquierda y el nacionalismo. No es algo nuevo, ni en Navarra, ni en España, ni en otras comunidades".
Y ha lanzado un mensaje a los que han criticado ese pacto: "No están en la centralidad. Los gurús del desastre tendrán que virar de posición cuando los hechos demuestren que este será un gobierno en esa centralidad". Un discurso en el que ha anunciado que trabajarán por la memoria histórica y, además, ha pedido el rechazo explícito a la violencia de ETA: "Debe quedar en la memoria y debe contar con el rechazo explícito y el reconocimiento del daño por quienes tuvieron la responsabilidad en ese camino que nunca debió emprenderse", ha declarado.
Para ser investida presidenta, Chivite necesita la abstención de EH Bildu, que tras consultarlo con sus bases ha decidido participar en una abstención "simbólica" en la segunda jornada de votaciones. Y desde el Partido Popular que forma parte de Navarra Suma, critican que la socialista vaya a ser presidenta gracias a Bildu: "La traición del PSOE, Chivite y el señor Sánchez se separan del constitucionalismo", ha criticado Ana Beltrán, presidenta del PP de Navarra.