La Seguridad Social sufre un colapso debido a la pérdida de 10.000 empleados en los últimos 10 años. Varias personas lo sufren a diario por la dificultad de realizar cualquier trámite. Es el caso de Leidy y Miguel, que llevan tres meses para gestionar su alta en la Seguridad Social. Ya ni lo hacen por ellos, dicen, sino por su pequeña. "Se está poniendo mala. Voy [al centro de salud] y no la quieren atender", señala Miguel. Para ello, les piden la tarjeta sanitaria. "No se puede tramitar su tarjeta sanitaria hasta que le den el alta en la Seguridad Social a él", señala su pareja, Leidy.
Ellos intentan pedir la cita por internet, o llamar, pero nada. Una situación similar a la de Yolanda, que lleva semanas intentando contactar con ellos. "Intento contactar con ellos para que me informen de qué documentos debo aportar para el ingreso mínimo vital", señala Yolanda. Y es que no hay citas ni para una simple consulta.
Esto se debe a que la Seguridad Social sufre un colapso que impide gestionar cualquier tipo de trámite. Y la razón, señala la portavoz del Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), Begoña Gil, es que se "han perdido 10.000 empleos en los últimos 10 años".
Pagar para conseguir citas
Desde CSIF, aseguran que el Gobierno ya ha puesto en marcha un plan de choque para contratar a 2.500 interinos. Para el sindicato, se trata de un parche: "Vamos a cerrar el año con 2.000 empleos menos. 1.000 se van a jubilar y otros 1.000, más o menos, de empleos que van a término".
Tal es la saturación que hay asesorías que han decidido empezar a cobrar por el mero hecho de pedir cita. Es lo que está haciendo, por ejemplo, la Gestoría Pastor. "Esto ya no es una simple petición de cita, sino una gestión, porque tienes un empleado que, a lo largo de la mañana, intenta conseguir esas citas. Muchas veces, durante horas que son intempestivas, adrede, para poder tener más facilidades de acceder a los teléfonos de la administración", explica Emilio Villén, abogado de esta gestoría.
Ante este colapso, incluso existen personas que, de forma clandestina, se ofrecen a conseguir las citas a cambio de dinero. "Yo trato de conseguir la cita. Son 20 euros, se cobra la mitad antes y la otra, después", asegura por teléfono una persona que se dedica a esto. Para las autoridades, supone un delito de usurpación. Pero claro, el que pide el servicio nunca va a denunciar que le han suplantado la identidad.