La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, asegura haber notado "la incomodidad" de algunos representantes de estamentos económicos de la ciudad por ser ella una alcaldesa mujer, la primera en la historia de Barcelona, y dice que ha comprobado que el poder económico "todavía está más masculinizado que la política".
En una entrevista en el programa 'Les dones i els dies', de Catalunya Ràdio, Colau ha hablado sobre su relación con el poder económico y el machismo, la feminización de la política, la conciliación con la vida privada y sobre el incidente que tuvo con una estudiante de la UPF, que le preguntó sobre su modo de vestir.
Asimismo, ha recordado los prejuicios a los que se ha tenido que enfrentar: "Desde el primer momento te sientes cuestionada, a veces de forma explícita, por comentarios groseros, sobre todo, de políticos de derechas, como que debería ser azafata o vendedora de pescado, y otros de forma implícita, en gestos entre líneas", ha dicho Colau. "El machismo lo tengo más normalizado. En la alcaldía, he notado más la cuestión de clase", ha puntualizado.
"El poder económico está más masculinizado que la política"
Sobre su relación con el poder económico, que ha asegurado que "todavía está más masculinizado que la política", ha manifestado que ha notado "la incomodidad de señores de la Feria, del Consorcio de la Zona Franca o del Puerto, que no están acostumbrados a ver que en la alcaldía no hubiera alguien que no conocieran, de quien no tuvieran el teléfono y le pudieran llamar a todas horas".
"Cualquier mujer que ocupe un puesto de poder es imposible que no haya oído el síndrome de la impostora. Nos ha pasado a todas", ha subrayado la alcaldesa, que ha recordado que en el tema de la conciliación familiar también deben implicarse los hombres. Según ella, "se ha normalizado que ser mujer y madre es un tema a comentar constantemente", lo que ha "notado mucho" durante su trayectoria como alcaldesa: "Es un plus del que tengo que hablar constantemente, porque yo no recuerdo que los anteriores alcaldes dijeran en qué hospital tenían a sus hijos. A mí se me ha fiscalizado absolutamente todo de la esfera privada".
Y en lo referente al reciente incidente con una estudiante de la UPF, que le formuló una pregunta apelando a su forma de vestir, ha admitido que le supo mal "contestar con contundencia a quien menos se lo merecía", pero que tenía una "carga acumulada" de tantas veces que se lo han preguntado.
"Son tantos años diciéndome que si me visto bien o mal, que si debería cambiarme de ropa, que si me compro ropa o no, que cómo me peino, que si engordo... Esto no ocurre con los alcaldes anteriores", ha lamentado. "Hay una parte que entiendo: soy un cargo público, represento a toda una ciudad, y que haya un cierto peso estético entra dentro de los temas legítimos. Pero una cosa es que se plantee desde la sororidad y desde el análisis colectivo, y la otra es tener señores que utilicen esto para que te sientas insegura e intrusa", ha concluido la alcaldesa.