Termina el estado de alarma, pero no decae la atención sobre nuevo casos. Fernando Simón aseguraba que la transmisión del coronavirus es “cada vez menor”, pero alerta del “riesgo” que sigue habiendo en nuestra sociedad.
Algunos de los últimos rebrotes esta semana se han dado en el cuartel militar de Camposoto o en una pensión de Algeciras, ambos en Cádiz. Rebrotes que, por el momento, no son tan generalizados. El virólogo José Antonio Guerrero comenta que los brotes son “más manejables y controlables” ahora por una cadena que aumenta la efectividad.
“Los infectados llegan antes a los hospitales, estos no se colapsan y pueden ser tratados con más efectividad, disminuyendo la letalidad del virus”, argumenta. Situación diferente a la vivida en las semanas más duras del confinamiento, cuando los casos se contaban por centenares.
Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en situaciones de crisis de la OMS, afirma que hace meses veíamos una “transmisión comunitaria extendida”, siendo hospitales y residencias los lugares más afectados.
Se trata de rebrotes diferentes por dos claves: una detección más rápida y un sector sanitario menos saturado que garantiza una mejor atención. También es importante la trazabilidad, es decir, el rastreo de personas que hayan estado en contacto con un positivo, y la contención, cortar la cadena de propagación del virus, por ejemplo, aislando a los contagiados, como se ha hecho en los casos de País Vasco.
Ahora, según los expertos, la situación está más contenida. “El virus va perdiendo virulencia, al menos clínica, aunque todavía no se ha constatado que esa virulencia mayor o menor vaya acompañada de mutaciones moleculares”, asegura José Antonio Guerrero.