Desde que se se inició el estado de alarma por el confinamiento, nos cuesta más quedarnos dormidos y, además, el sueño es intermitente. "Me despierto en mitad de la noche, así que suelo dormir bien un día y otro no", cuenta una joven.
En este sentido, Francesca Canellas, del Grupo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño, indica que "se producen más despertares porque nuestros sistemas de estrés están activados".
Dormimos peor y tenemos más pesadillas
Con la incertidumbre como desencadenante, son más recurrentes también las pesadillas. Eduard Estivill, especialista en higiene y calidad del sueño, afirma que la gente les cuenta "que sueñan cosas horribles, sueños con ansiedad, lo que hace que la calidad del sueño sea mala y repercuta al día siguiente".
Y así llega la irritabilidad y la angustia. "Me agobio porque me he acostado tarde y no me voy a levantar y no voy a poder cumplir con mis horas. Al final lo que he hecho es adaptar mi rutina de estudio a mi rutina de sueño", expresa Juan Ortega, un joven estudiante.
El peligro de cambiar los horarios
Sin embargo, esto tiene un peligro: el cerebro puede no entender cuándo es de día y cuándo de noche. Tal y como indica Carles Gaig, coordinador del Grupo de Sueño de la Sociedad Española de Neurología, "nuestro cerebro tiene un reloj interno que va sincronizado con el horario solar y es el que nos dice que cuando llega la noche es el momento de dormirnos".
Descompasar ese reloj acaba derivando en una cronodisrupción: "Nos puede producir situaciones similares a un jet lag. La luz por la mañana es el sincronizador principal de nuestro reloj biológico", afirma Francesca Canellas.
Consejos para evitar el insomnio
Para recibir una adecuada ingesta de luz y reducir la fatiga, los expertos recomiendan asomarse 30 minutos a la ventana.
Además, es muy importante mantener las rutinas, no solo de sueño, incluyendo "horarios muy fijos también en las comidas", según destaca Eduard Estivill.
Hacer ejercicio físico también es muy importante, aunque nunca antes de irse a la cama. Y es recomendable también evitar las siestas o, si se hacen, no deben durar más de 30 minutos.
Estivill, especialista en higiene y calidad del sueño, también destaca la importancia de "apagar todas las pantallas (dispositivos móviles) dos horas antes de acostarnos".
Estas son algunas de las pautas para que estos trastornos del sueño no se cronifiquen.