En el día 48 del confinamiento, los ciudadanos han podido calzarse de nuevo las zapatillas de correr para mover las piernas y disfrutar de algo de aire puro.
Muchos lo habrán hecho especialmente motivados, pero ojo, conviene recordar que el coronavirus no es el único peligro que hay al salir a la calle. Antes de empezar a correr de nuevo, es imprescindible estirar los músculos y calentar.
El marchador García Bragado afirma que la primera sensación que tendremos en nuestra vuelta a la calle para correr será de "mucha rigidez". "Se te olvida el patrón de cómo era esto de hacer marcha", comenta.
Esto tiene una explicación. Al llevar mucho tiempo parados, bombeamos menos sangre y nos cansamos antes. Por eso, el retorno a la competición debe ser gradual.
La entrenadora Cristina Velasco aconseja ir "despacito y a ritmo suave", llamamiento al que se suma el también entrenador Jaime Pareja: "Si corrías 45 minutos a la semana, haz sesiones de 30".
El papel de las mascarillas
El motivo de esta vuelta paulatina al deporte es evitar tener lesiones y otros problemas más graves, como podrían ser incidentes cardiovasculares. A estos problemas hay que sumar el riesgo de contagio, lo que hace imprescindible respetar las normas.
Pedro Manonelles, presidente de la Federación Española de Medicina Deportiva, afirma que dos corredores que vayan en fila deberían distanciarse un mínimo de seis metros, llegando hasta los diez metros en caso de una carrera de mayor velocidad.
Si montamos en una bicicleta, la distancia tendría que ser todavía mayor, de unos 30 metros. Si nos cruzamos de frente con otro deportista, la distancia recomendada sería de tres metros.
Otra duda viene al hablar de las mascarillas. Manonelles explica que las mascarillas de filtrado FFP no pueden ser utilizadas porque "dificultan la respiración", aunque algunos optan por llevar las quirúrgicas o las estéticas.