Ayuntamientos de todas las zonas costeras de España están cerrando sus playas para evitar que los vecinos y los visitantes de otras comunidades puedan acceder a ellas y expandir el coronavirus por el resto del municipio. En la Comunidad Valenciana, el primer ayuntamiento en tomar esta decisión fue el de Cullera, donde están suspendidos todos los servicios turísticos de las playas y ondea la bandera roja que prohíbe el baño.
La medida, adoptada por el alcalde, Jordi Mayor, y consensuada con los representantes del sector turístico de la localidad (comerciantes, inmobiliarias, alojamientos y hostelería), pretende frenar la expansión del virus, ante la llegada estos días de numerosos ciudadanos de otras comunidades -principalmente de Madrid-, que tienen una segunda residencia en esta comunidad.
Los servicios de salvamento y socorrismo estarán suspendidos durante quince días para evitar las aglomeraciones en los arenales, no agravar aún más la situación y poner al personal de Cruz Roja a disposición de las autoridades sanitarias que gestionan la crisis de la pandemia de coronavirus.
Las playas de Benidorm también tendrán bandera roja para evitar que los accidentes de los bañistas o las posibles situaciones de rescate o ahogamiento compliquen la situación sanitaria durante los próximos días. Y las playas de la ciudad de Alicante también estarán cerradas durante, al menos, 15 días, tanto para el baño como para el acceso a la arena, un cierre que afecta a todas aguas del municipio de Alicante comprendidas entre la playa de San Juan, Albufereta, Postiguet, Urbanova y Tabarca, así como las zonas de baño de Cabo Huertas y San Gabriel.
En Andalucía, los ayuntamientos gaditanos de Vejer, El Puerto de Santa María y Barbate, han sido los primeros en comunicar el cierre de sus playas y en colgar la bandera roja para evitar la propagación del coronavirus y animar a los vecinos a que permanezcan en sus casas. Además, el consistorio de El Puerto ha recomendado el cierre de comercios, negocios de hostelería y de ocio, en un intento de frenar el incremento de población procedente del norte del país que había elegido esta ciudad para pasar la crisis provocada por la pandemia.
"Esta situación no es vacacional, sino una cuarentena domiciliaria. Pedimos que todos nos quedemos en casa siempre que no sea de vital necesidad salir", advierte el comunicado del Ayuntamiento portuense, quien exige a las personas con segunda residencia llegadas en las últimas horas que actúen "como el resto de portuenses".
Por el contrario, el alcalde de Conil de la Frontera, Juan Bermúdez, ha señalado a Efe que, aunque la localidad ha notado estos días la llegada de gente de otras comunidades autónomas, no considera necesario ni eficaz cerrar las playas y ha apelado a la "responsabilidad social" de todos para evitar contactos y extender el contagio del coronavirus.
En Almería, los ayuntamientos de Garrucha, Pulpí, Mojácar y Carboneras han colgado la bandera roja y ordenado el cierre de las playas y sus accesos para atajar el avance del coronavirus. Y en Roquetas de Mar, en el Poniente almeriense, paneles audiovisuales de la localidad recuerdan a los ciudadanos que no están de vacaciones y no salgan de casa, pero sus playas siguen abiertas.
En la Costa del Sol malagueña, las banderas rojas ondean en las playas de varios municipios como Málaga capital y Torrox, donde también se ha decretado el cierre de terrazas y bares, dado que bastantes clientes, sobre todo turistas, no atienden a las recomendaciones. Y en Galicia, por el momento, tan solo el Ayuntamiento de Sanxenxo (Pontevedra) ha ordenado el cierre de todas las playas del municipio.