Las altas temperaturas registradas estos últimos días en España no responden a un hecho aislado. Los efectos y consecuencias del cambio climático son cada vez más visibles y dramáticos, y ya están pasando factura a distintas regiones del país. Prueba de ello, además de los 30 grados que se han llegado a alcanzar en varios puntos de la Península a lo largo de esta semana y la anterior, es el estado de crisis que atraviesan los embalses del país. Hasta este martes, almacenaban 28.665 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, lo que supone un 23,5% menos respecto a la media de la última década en esta época del año.
De esos datos se desprende otra interpretación trágica: es la cantidad más baja registrada en casi tres décadas para un mes de abril. Entrando en detalle, la reserva hídrica del país está ahora al 51,2% de su capacidad total, habiéndose reducido esta unos 224 hm3 durante la última semana, en la que las precipitaciones no aparecieron en toda la costa mediterránea y pasaron prácticamente desapercibidas en la atlántica, según los datos ofrecidos por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Se trata de la tercera reserva más pequeña en la 15ª semana del año desde 1996, solo por detrás de las de 2008 (47,6%) y 2022 (47,8%). Preocupan especialmente los datos relativos a Andalucía y Cataluña. En el primer caso, los embalses han bajado hasta el 27,98% de su capacidad, perdiendo seis hectómetros cúbicos (hm3) en la última semana, hasta los 3.125. Ese 27,98% de reserva de agua es 6,4 puntos porcentuales menor en comparación con el año anterior, cuando, con 3.844 hectómetros cúbicos los embalses andaluces estaban al 34,42%.
Por su parte, los embalses de las cuencas internas de Cataluña ya han bajado del 27 % de su capacidad total, y se han situado al 26,6 %, cuando hace un año estaban al 57,6 %, pese a las medidas antisequía establecidas el pasado 28 de febrero, cuando la Generalitat declaró la excepcionalidad hídrica. Según los datos actualizados por la Agencia Catalana del Agua (ACA), el embalse de Darnius-Boadella está al 30% de su capacidad, cuando hace un año estaba al 63,8%, mientras que el pantano de Sau ha bajado al 6,5%, aunque hace un año estaba al 60,7%. Tal situación ha llevado a ambas comunidades a tomar serias medidas.
Medidas contra la sequía
Desde Cataluña, el president Aragonès ya ha asegurado que la sequía es "el primer problema de Cataluña" y ha hecho un llamamiento a "a la responsabilidad", apostando por "adaptar el país" ante este nuevo escenario, lo que pasa por construir nuevas infraestructuras -desaladoras y potabilizadoras-, con una visión "a medio plazo". Pero antes de que entren en funcionamiento estas nuevas plantas, Aragonès ha advertido que habrá que "hacer esfuerzos" para que todo el mundo pueda disfrutar del agua para beber.
¿A que esfuerzo se refiere? Unos meses atrás, la comunidad catalana amplió las restricciones de agua a seis millones de personas ante la considerada peor sequía del siglo. En aquel momento, febrero de este año, la Generalitat aprobó un decreto que permitía requisar pozos para garantizar el abastecimiento e imponer sanciones que llegaban hasta los 150.000 euros a los municipios incumplidores. Además, ya se advertía: si la sequía se enquistaba más meses, el Govern podría recurrir a cortes de agua después del verano.
De momento, en Lleida, los aviones de bomberos de la Generalitat ya no pueden cargar agua en el pantano de la Llosa del Cavall, en la comarca del Solsonés, para extinguir incendios forestales. También en esta provincia los agricultores han comenzado a plantar cereales de invierno en primavera, dado que requieren de menos agua para su cultivo. Una situación parecida se está abordando en Andalucía, donde la situación es también extrema; especialmente, en lugares como Sevilla, donde podrían darse cortes agua potable a corto plazo.
Desde Emasesa, empresa de abastecimiento de agua en la provincia, se ha asegurado en que, de momento, hay agua embalsada "para un año y medio de consumo siempre y cuando no se registren precipitaciones", tal y como han trasladado al 'Diario de Sevilla', añadiendo que "por ahora no contempla cortes de agua". Posición opuesta a la de otra empresa de abastecimiento, Aljarafesa (da servicio a más de 350.000 personas), que ha advertido de que, si no se dan precipitaciones de aquí a junio, se pasará a una situación de emergencia por sequía.
Una sequía que está provocando graves daños al campo andaluz, como han denunciado desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que ha lamentado que el sector agrario sufre una "crisis sin precedentes" provocada por una "dura" sequía que ya se ha "cargado" la campaña de cereales, de girasol, que ha "mermado" las campañas del olivar, los hortícolas para fresco, los cultivos forrajeros que impactan directamente en la ganadería, al igual que la falta de pastos, y que, por segundo año consecutivo, va a impedir que se siembre en el Guadalquivir.