Para este acto han elegido una fecha simbólica para el independentismo: el primer aniversario desde que el Parlamento catalán declaró la república catalana, lo que motivó la aplicación por parte del Gobierno del artículo 155 para intervenir la autonomía.
Puigdemont lleva ya unos meses articulando la Crida como un movimiento transversal de partidarios de la independencia, pensado precisamente para afrontar un nuevo intento de conseguir la república con más garantías y mejores resultados --para el soberanismo-- que el anterior.
El acto de la Crida sirve para que se presenten la ponencia organizativa y la ponencia política de la organización, los documentos que empiezan a definir cómo se estructura orgánicamente el movimiento y cómo plantea lograr sus objetivos.
La convención, en el Pabellón Nou Congost, ha contado con las intervenciones de los tres promotores: Puigdemont, desde Bélgica; Jordi Sànchez, encarcelado desde hace un año, y el presidente Torra, que acudirá al acto.
La Crida Nacional se anunció a principios de verano con la aspiración de convertirse en una plataforma transversal del independentismo que aglutinara a todas las fuerzas partidarias de un Estado catalán: partidos como el PDeCAT, ERC, CUP, Demòcrates y Mes.
Pasados los primeros días, todas las formaciones invitadas a participar se desmarcaron de la iniciativa excepto el PDeCAT, el partido originario de Puigdemont, formación que ahora ve con recelos ciertos movimientos de la Crida. El líder del PDeCAT, David Bonvehí, se preguntó el lunes qué sentido tendría que la Crida se fundara como un partido normal, reivindicando que para el mismo espacio ya existe el suyo, que tiene poco más de dos años de vida.