El caso de Mocejón no es el primero en el que se lanzan bulos para señalar a migrantes o menores extranjeros no acompañados de crímenes y delitos que no han cometido. Lo hacen sin ningún tipo de prueba o, incluso, mediante el uso de imágenes que corresponden a otros lugares y otros momentos. Los bulos corren más rápido que la información.

Fue "casi inmediato", asegura a laSexta Tomás Rudich, coordinador del equipo de verificación de Newtral, respecto al apuñalamiento que terminó con la vida de Mateo el pasado fin de semana. "Apenas horas o minutos después de que sucediera este crimen tan horrible ya había contenido en redes sociales acusando del crimen inmigrantes, a magrebíes, a MENAS, cosa que era imposible de determinar porque ni siquiera estaba detenido el agresor", explica Rudich.

Se trata de mentiras que se comparten en redes y vuelan, puesto que "mentir, a veces es gratuito y muy sencillo", además "alcanza mucha virilidad, porque estas cuentas que difunden desinformación a veces tienen miles de interacciones", destaca el experto en desinformación.

Bulos que tienen un claro objetivo: atacar a los migrantes. "El miedo al otro, al inmigrante, al distinto es muy habitual en la manipulación política", insiste Rudich. Asimismo, recuerda que es algo que se ha "visto largo de la historia y también sucede ahora". Momento en el que se ha convertido en "una práctica sistemática y coordinada de desinformación".

Los últimos bulos

"Un grupo de ciudadanos africanos invaden el restaurante 'El Junquito' en Tenerife", rezaba una publicación en redes sociales acompañada de unas imágenes que, sin embargo, corresponden a un asalto al parlamento de Kenia el pasado mes de junio. En otra ocasión, se publicó que menores migrantes habían robado en un centro comercial de Gran Canaria. Las imágenes tienen dos años y tan solo muestran a un grupo de jóvenes celebrando la victoria de Marruecos a España en el mundial de fútbol.

Las redes también convirtieron al hombre que se ve en el vídeo principal de esta noticia, condenado en Reino Unido por violación, en un detenido por un apuñalamiento en Barcelona. Toda esta información la compartía el habitual de los bulos, condenado por ellos y ahora eurodiputado, Alvise Pérez.

En ese aspecto, Rudich asegura que "las personas que difunden desinformación son personajes que ya conocemos", mientras que "en muchos otros casos se trata también de cuentas anónimas o que se enmascararan detrás de un antónimo". Lo que está claro, entonces, es que ya existe una fábrica de desinformación que no para y que solo busca crear odio contra los más necesitados.