La crisis energética se le está atragantando al PP de Alberto Núñez Feijóo. Los populares no terminan de asentarse en el discurso en el materia, a pesar de sus importantes implicaciones económicas, y la realidad -venida desde Bruselas- no solo choca con su mensaje, sino que está avalando las políticas impulsadas por el Gobierno de Pedro Sánchez.
La pesada herencia de Pablo Casado está siendo difícil de digerir para la nueva dirección del Partido Popular. Su presidente, que ya lleva medio año al frente de la formación, tiene que liderar la oposición tras un largo mandato como presidente en su tierra y, al mismo tiempo, tratar de alejarse de Vox en las encuestas y poner orden en sus filas.
Son quizá todos esos factores los que han lanzado a los populares a un discurso muy duro contra el Ejecutivo. Los sondeos dan alas a la formación, pero en el Gobierno se ven crecidos por los últimos logros alcanzados por el Ejecutivo. No solo el plan de ahorro ha sido elogiado por la presidenta de la Comisión -correligionaria de Feijóo- y sus medidas han sido copiadas en otros países, sino que ahora uno de los mayores logros de Sánchez, el tope al gas de la excepción ibérica, podría trasladarse al resto de los Veintisiete.
Esta es la propuesta que va a llevar el Ejecutivo a la reunión de urgencia de ministros de Energía de la UE del próximo 9 de septiembre. Sin embargo, pese a que la solución de establecer un límite al precio del gas que queman las energéticas para fabricar energía podría extenderse a todos los socios europeos... El PP, solo hace unos días, seguía hablando de "timo ibérico".
Sin embargo, y después de que tanto la Comisión Europea como países como Francia hayan apostado por reformar el mercado energético para desacoplar el precio del gas del de la electricidad -es decir, que no contagie con su alto coste el de encender el interruptor-, ahora el PP se sube al carro asegurando que ellos ya lo habían propuesto. "Era algo que ya llevábamos un tiempo planteándolo nosotros. Era la necesidad de cambiar el sistema de fijación de precios", sostuvo ayer el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, en una entrevista. Pero lo cierto es que, además de hablar de "timo ibérico", cuando Sánchez propuso la reforma hace un año para modificar el mercado, la entonces portavoz y ahora también secretaria general, Cuca Gamarra, acusó al gobierno "socialcomunista" de intervencionista en un duro discurso.
No es el único aspecto donde se ve que el discurso energético de Feijóo no está calando. Si bien acusó al paquete de medidas de ahorro energético presentado por el Gobierno de "frívolo" y criticó que no hubiera sido consensuado con las comunidades autónomas, las propuestas que recoge el decreto han sido alabadas por la Comisión y copiadas en países como Alemania o Francia. Él mismo las había propuesto y validado una semana antes de que el Ejecutivo los aprobara. Además, los asuntos que ha puesto sobre la mesa el PP no van tanto por el ahorro de energía, que es lo que piden las autoridades, como por un cambio del modelo energético: apostar por la nuclear a futuro y bajar impuestos.
El nuevo giro de guion ha venido esta vez de una exigencia de los populares. El PP lleva días reclamando a Sánchez un debate cara a cara con Feijóo para contraponer modelos energéticos y discutir sobre la economía. Este fin de semana el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, aseguró que sería una oportunidad para que el líder de la oposición "se estudie los temas". Y ayer el Ejecutivo confirmó que el presidente irá al Senado el próximo martes para darle una oportunidad al 'popular' de debatir sobre el plan de ahorro.
Pero en el PP ahora argumentan que ese no era el 'cara a cara' que pedían, que incluía temas económicos y sociales. "Sánchez habla de lo que él quiere, no de lo que a la ciudadanía le preocupa", argumentan fuentes de Génova, 13.