La escalada de contagios de COVID con la variante ómicron ha alimentado la confusión entre los infectados sobre si deben recibir una dosis de refuerzo de la vacuna. También hay vacunados que dudan si lo que consideran una reacción es en realidad un síntoma de la propia enfermedad. Estas son algunas de las preguntas que más interés suscitan ante la coincidencia en el tiempo del récord de contagios y la extensión de las dosis de refuerzo de las vacunas:
¿Debo recibir la dosis de refuerzo aunque tenga COVID?
No hay ningún inconveniente que impida a los contagiados recibir una dosis de refuerzo. Es más, las autoridades sanitarias lo aconsejan. En España, la Comisión de Salud Pública en la que participan el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas decidía el pasado jueves extender a todos los mayores de 18 años la administración de una dosis de recuerdo de las vacunas anticovid.
Es decir, una tercera dosis para los que fueron inmunizados con Pfizer, Moderna o AstraZeneca y una segunda para los que habían recibido Janssen. Con carácter general, este refuerzo, reservado hasta entonces a los mayores de 40 años para los vacunados con Pfizer o Moderna, puede administrarse, en el caso de estas dos vacunas, una vez transcurridos cinco meses desde la segunda dosis.
Los inmunizados inicialmente con AstraZeneca o Janssen podían recibirla antes, a partir de los tres meses desde la anterior inyección. Pero, ¿qué pasa con quienes han dado positivo en COVID antes de recibir la dosis de refuerzo? ¿No deben inyectársela? Y, si pueden hacerlo, ¿cómo y cuándo? Pues las autoridades sanitarias sí recomiendan la dosis de refuerzo también para los que hayan pasado el coronavirus, aunque sea hace poco tiempo, y tanto si han tenido síntomas como si no.
¿Cuánto debo esperar antes de pedir que me vuelvan a vacunar?
La recomendación sanitaria es esperar al menos cuatro semanas tras el diagnóstico de la infección, una vez que la persona contagiada se encuentre completamente recuperada -tienen que haber transcurrido al menos tres días desde la desaparición de los síntomas, si los hubiera- y haya completado el correspondiente período de aislamiento.
A su vez, el aislamiento o cuarentena está fijado desde el pasado 29 diciembre en siete días -antes era de diez- desde el inicio de los síntomas o, en el caso de los asintomáticos, a partir de la toma de la muestra para el test que confirmó el diagnóstico (también deben cumplir una cuarentena de siete días los no vacunados que hayan tenido contacto estrecho con un positivo).
Una vez cumplida la semana de cuarentena -y, en el caso de los pacientes con síntomas, los tres días sin fiebre u otros efectos clínicos de la enfermedad-, se podrá dar por finalizado su aislamiento sin necesidad de someterse a una prueba PCR. Así, con el aislamiento concluido y si ya ha dejado pasar el correspondiente tiempo de espera desde la pauta inicial de inmunización, ese paciente estará ya listo para recibir una dosis de refuerzo con el procedimiento para la administración de estas vacunas que tenga prevista su comunidad autónoma.
Eso sí, hay que recordar que, al igual que ocurre con los no infectados, no pueden recibir la dosis de refuerzo -0,3 mililitros de Pfizer o 0,25 de Moderna- hasta cinco meses después de haber completado la pauta inicial de vacunación con alguna de estas dos vacunas de ARN mensajero o hasta tres meses después si esa persona fue inmunizada con AstraZeneca o con la monodosis de Janssen.
¿Cómo sé si mis síntomas son por COVID o por la vacuna?
Cuando un recién inmunizado con la dosis de refuerzo tiene dudas sobre si lo que nota son efectos secundarios de la vacuna o síntomas de haberse infectado de coronavirus, nada que no sea un test podrá despejar definitivamente la incertidumbre, pero hay señales, como la tos o la congestión nasal, que pueden hacer pensar en un posible contagio por coronavirus.
En España, los casos de COVID provocados por ómicron han ido creciendo a un ritmo elevado y a finales de diciembre ya superaban el 61 % de los contagios totales de coronavirus tras desbancar como variante dominante a la delta, que representaba ya menos del 38 %. Y entre los síntomas más habituales de la variante ómicron destacan la tos, la congestión y mucosidad nasal, la fatiga y el dolor de garganta.
Por su parte, los efectos secundarios más comunes de una dosis de refuerzo de las vacunas anticovid, además de la sensación de cansancio y el malestar general, son los siguientes: escalofríos, fiebre no muy alta, dolor de cabeza y, por supuesto, dolor y molestias en el hombro y el brazo donde se ha recibido la inyección. Ha contribuido a acrecentar las dudas un estudio de investigadores del King´s College de Londres que concluía la imposibilidad de diferenciar "con solidez clínica" las reacciones tras una vacunación de posibles síntomas del COVID y aconsejaba someterse a un test. De todas formas, aunque publicado el 1 de diciembre, se basaba en datos recogidos hasta mayo de 2021, antes de la llegada de ómicron.
Lo cierto es que, a día de hoy, si te acabas de vacunar y notas síntomas como tos de nueva aparición, congestión nasal, fiebre elevada o pérdida o cambio en los sentidos del gusto y el olfato, puede ser indicativo de que te has infectado de COVID con anterioridad y deberías por tanto someterte a una prueba diagnóstica.