El Sáhara Occidental es una antigua colonia española anexionada por Marruecos, un conflicto que se remonta a 1975. Ese año, Marruecos impulsó la conocida como Marcha Verde, en la que 300.000 militares y civiles invadieron la que todavía era provincia española.
Esta invasión provocó que miles de saharauis se marchasen a la provincia argelina de Tinduf, donde a día de hoy siguen exiliadas 170.000 personas. Después de esa invasión llegaron los Acuerdos de Madrid, de los que Argelia no formó parte, en los cuales España entregó dos tercios del Sáhara a Marruecos, dando el otro tercio a Mauritania, que a finales de los 70 se retiró de allí y permitió a Marruecos tener, según el periodista Ignacio Cembrero, el 80% del control de la zona.
Fue entonces cuando comenzó la guerra entre ambos, con Argelia ofreciendo armas y apoyo al Frente Polisario. En 1994, decidió cerrar sus fronteras terrestres con Marruecos. En 2007, el gobierno argelino rechazó el plan que Marruecos presentó ante la ONU con el que cedía ciertas competencias, pero no un referéndum, algo que sí respaldó Donald Trump en 2020 desde Estados Unidos.
En 2021, Argelia endureció aún más su postura, cerrando uno de sus gaseoductos que llegaba hasta España. En su recorrido, pasaba por Marruecos, abasteciendo al 10% de su población. Cobraba además entre 50 y 200 millones de euros anuales por la cesión del terreno. Fue uno de los últimos capítulos de una crisis que, con la nueva postura del Gobierno, ha dado un paso más.