Sánchez quiere una reforma de la Constitución para sacar adelante su investidura justificando que "tenemos un artículo 99 de la Constitución Española que no funciona". Y es que en España ya existen fórmulas que evitan el bloqueo de las negociaciones entre partidos.
Un ejemplo es lo que ocurre en los ayuntamientos, en los que de no alcanzar ningún pacto, gobernaría la lista más votada. En comunidades como País Vasco o Asturias se permite la presentación de más de un candidato a la investidura y los diputados no pueden en contra.
Se trata de una fórmula que aboca a los partidos a negociar entre ellos. "Con todo el tiempo que llevamos y lo acostumbrados que estamos, yo estoy convencido de que en Euskadi habríamos tardado tres semanas en montarlo", dice Aitor Esteban.
Los pactos son una tradición habitual en muchos países. Dinamarca cuenta con un gobierno socialdemócrata en minoría gracias al acuerdo entre cuatro partidos y en Países Bajos existe una coalición a tres similar a la que gobierna en Alemania.
Un cambio en las reglas de juego al que España tendría que habituarse. Ya hay alternativas propuestas como la que defiende Susana Díaz de ir a una doble vuelta, un sistema con el que Francia lleva eligiendo a su presidente desde 1958. Esto se hace en dos rondas: en la primera se presentan todos los candidatos y los dos con más votos pasan a la segunda vuelta y se lo juegan como si fuese una final.
Aunque este modelo no es el único que se ha puesto encima de la mesa, porque Pablo Casado recuerda el caso de Grecia, donde en apenas 12 horas "se configuró un gobierno y se nombraron los ministerios". En Grecia, el partido más votado en las elecciones se lleva 50 escaños.
Son modelos diferentes, pero con el mismo objetivo: fomentar la gobernabilidad, evitar los pactos inestables y no estancarse en negociaciones interminables.