Cuatro folios de amor y un juicio a la desesperada. La crónica de un juicio por delitos fiscales, que se ha convertido también en un 'ring' marital, podría titularla Pablo Neruda si fuera periodista de tribunales, pero quien escribe hoy, o más bien hace cinco años, es la propia Arantxa Sánchez Vicario. Una carta incluida a última hora por la defensa de su todavía marido, Josep Santacana, para intentar esquivar la condena por alzamiento de bienes a la que se enfrentan los dos.
En 2018 el matrimonio Sánchez Vicario y Santacana inició un proceso de divorcio a propuesta del segundo. Para evitarlo, la tenista le escribió una auténtica carta de amor en la que le rogaba con un: "No me dejes". Él no volvió, pero ahora usa esa carta como arma para inculparla. En concreto, Juan Segarra, abogado de Santacana, se centra en una frase que es un agradecimiento: "Quiero decirte ahora que después de 10 años juntos me siento muy afortunada por tenerte a mi lado" que para él demuestra que "no cuestiona la gestión" de Santacana, sino "al contrario".
La carta se la mostraron a Arantxa este martes, cuando declaraba ante la jueza. Incluso se la entregaron en el banquillo para que la examinara. Ella reconoció su letra, pero la miró con extrañeza y afirmó que "esto debe ser de antes de que pasase todo". Ese "todo" es, según ella, el descubrimiento de que su marido se había apropiado de todo su patrimonio conseguido cuando jugaba al tenis. El marido defiende que Arantxa estaba enterada de todo y que es ella la que aún tiene escondido parte de su patrimonio.
Los testigos mandan el juicio al 'tie break'
La sesión de este miércoles ha sido un desfile de testigos que han orbitado alrededor del patrimonio de Arantxa Sánchez Vicario en algún momento. Ya sean profesionales que han ayudado a vender propiedades, trabajadores de banco o gestores de las sociedades donde llegó a sumarse una parte de esta fortuna. La idea más repetida ha sido que el marido llevaba todas las operaciones, con declaraciones tajantes.
"Con la señora Sánchez Vicario, instrucciones ninguna, yo recibía las instrucciones del señor Santacana", ha declarado Francisco de Paula, administrador de sociedades. Pero Buenaventura Castellanos, exabogado de la tenista -con el que lleva una década enemistado-, ha asegurado que aunque ella "no tenía demasiado interés por estas cosas", sí que "estaba informada de todo". Lo que confirmaría, si es cierto, que ella estaba al tanto de qué ocurría con su dinero y sus propiedades.
Tanto Arantxa Sánchez Vicario como Josep Santacana están procesados por alzamiento de bienes, es decir, por deshacerse de la titularidad del patrimonio para que el Banco de Luxemburgo no pudiera cobrar una deuda pendiente. Todo empezó con una multa millonaria de Hacienda, producto de que la tenista simulara vivir en Andorra para pagar menos impuestos a finales de los años ochenta. La deuda la pagó el banco, pero no se pudo cobrar, porque ellos se negaron a pagar.
Ahora, a la espera de que finalice el juicio en el que hay peticiones de 4 años de cárcel para cada miembro del patrimonio, Sánchez Vicario y Santacana se inculpan mutuamente mientras, de forma paralela, culminan su proceso de divorcio en Miami. Con el proceso judicial americano, la tenista quiere que Santacana aflore el patrimonio que, según ella, le ha robado. Todo mientras ella ya paga la deuda al Banco de Luxemburgo con la mitad de lo que ingresa cada mes.