Así lo ha apuntado el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, quien además ha señalado que "quien marca la estrategia y el discurso del PP es su presidente y no los ministros".
El PP ha respondido así a la propuesta que ha hecho Margallo en un foro en Barcelona, donde ha defendido la vía de la reforma de la Constitución para encajar "el hecho catalán" y cambiar el sistema de financiación para ceder prácticamente al completo el IRPF a Cataluña como solución a las reivindicaciones soberanistas.
Pablo Casado ha señalado que el partido quiere "dejar claro" que no habrá reforma constitucional en su programa electoral, y "no por táctica como hace el PSOE", sino porque considera que "el pacto constitucional sigue plenamente vigente".
Y en cuanto a la idea de Margallo de ceder prácticamente al completo el IRPF, el dirigente popular ha señalado que el partido tampoco la defiende, porque aunque aboga por una reforma de la financiación autonómica no sería con la cesión al 100% por 100% de ese impuesto, "cuando España es uno de los países más descentralizados en todos los niveles, incluido el fiscal".
En sus declaraciones, Pablo Casado ha insistido en que el PP considera que el pacto constitucional ha permitido, entre otras cosas, la etapa de mayor progreso de la historia, la defensa de los derechos y libertades o que "nuevas formaciones políticas se incorporen en apenas meses".
Ha asegurado que los populares no son inmovilistas y aunque no propongan reformas de la Constitución pueden aceptar cambios "puntuales" como hicieron con el artículo 135 referente a la estabilidad presupuestaria. Pero el PP, ha subrayado, no está a favor como quieren otros de "abrir en canal" la Constitución.
Entre las razones esgrimidas para oponerse a la reforma ha subrayado que según el CIS el 71% de los españoles está a favor del Estado autonómico constitucional, con lo que "no lo demanda la gente".
La segunda razón, ha dicho, es que el PP defiende el actual modelo porque "algún partido tiene que ser responsable para defender nuestras instituciones" y la tercera que "no es el mejor momento, sino más bien el peor" porque "cualquier tipo de fractura" en el sistema de convivencia "puede ser utilizado por los secesionistas para intentar cambiar el modelo de los españoles".