Uno de los directivos de Caja Madrid que ha declarado ante el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, ha reconocido que adquirió preferentes tras la emisión de 2009 y que las vendió un año después, en 2010, antes que se estallara el escándalo.
Fernando Cuesta, que comenzó a trabajar en Caja Madrid en 1997 como coordinador de equipo, adquirió en 2008 la categoría de director de división y trabaja actualmente en el departamento de Financiación Propia de Bankia, fue uno de los firmantes del folleto de la primera emisión de participaciones de Caja Madrid, en el año 2004. Ha sido uno de los tres directivos interrogado por el magistrado que investiga la comercialización de preferentes por parte de las entidades que integraron Bankia. Otro de ellos, el que fuera director de Cumplimiento Normativo, Manuel Fernández Navarro, ha dado detalles al magistrado sobre la elección del perfil de cliente al que debían venderse las participaciones.
Fernández Navarro ha asegurado que su caja fue más exigente que otros bancos a la hora de colocar el producto dado que fijó para los compradores un perfil "moderado" y no "conservador" o "muy conservador". El director de cumplimiento normativo, con una trayectoria de más de 40 años en el banco, en el que permaneció hasta 2012, se encargó de remitir a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) las contestaciones de la caja en el proceso de emisión. Ha explicado al juez que no existía en aquel momento "normativa" para la elección del perfil y ha dicho que Caja Madrid se decantó por ofrecer preferentes a clientes moderados porque el producto podía clasificarse como renta fija o como producto complejo.
Navarro ha precisado que la CNMV recomendó en mayo de 2010 que sólo se ofrecieran preferentes a clientes de tipo dinámico, más proclives a adoptar riesgos de inversión. Este exdirectivo se ha referido también los test de conveniencia e idoneidad que debían superar las personas que querían comprar las participaciones y ha asegurado que éstos también "estaban por encima de los empleados en el sector bancario". Estos test se complementaban con el tríptico que se entregaba al cliente en el que quedaban especificados 10 riesgos de la inversión. En septiembre de 2009, Caja Madrid presentó a la CNMV un informe de auditoría interna que reflejaba que un 94 por ciento de los preferentistas adjuntaban a la compra los formularios cumplimentados.
El exdirectivo ha precisado que la elaboración de los test "se realizó en ausencia de normativa por parte del regulador". Ha precisado que la directiva europea de Mercados e Instrumentos Financieros (MiFID) no entró en vigor hasta diciembre de 2008 por lo que en aquel momento se carecía de experiencia previa. En respuesta a una pregunta formulada por el juez Andreu sobre los parámetros empleados para clasificar a los inversores, Fernández Navarro ha precisado que empleban un "modelo matemático por el que se asignaban puntuaciones". "Los perfiles moderado y dinámico eran exigentes y cumplían con la normativa MiFID", ha precisado.
El último de los directivos en declarar ha sido Carlos Contreras, director de Finanzas Corporativas de Caja Madrid, que firmó el folleto de la emisión de 2009 en calidad de garante por indicación de su superior Matías Amad, director de Negocio. Contreras ha indicado que leyó el folleto y lo revisó y ha dicho que en él se señalaban los riesgos de la inversión y su tratamiento fiscal. Ha especificado, además, que de la redacción se encargaba un gabinete asesoría jurídica que encomendó la misión al despacho de abogados Garrigues. "Las condiciones de la emisión se acordaron en la Comisión Ejecutiva y yo se las trasladaba a mi superior", ha concretado.
TRES DIRECTIVOS INTERROGADOS POR EL JUEZ ANDREU