Así lo han dicho en la tercera jornada del juicio contra ocho presuntos agresores de dos guardias civiles y sus parejas en la localidad navarra en la madrugada del 15 de octubre de 2016, que se enfrentan a penas de entre 12 años y medio y 62 años y medio de cárcel.
Hoy, el dueño del bar ha testificado que no vio nada raro dentro del bar ni tampoco el altercado de fuera, y que salió cuando ya había acabado. Tendido en el suelo se encontró con el teniente agredido y con su novia, que le increpó en un primer momento y luego dejó de hacerlo al darse cuenta de que no era uno de los agresores.
"Me quito la chaqueta, me meto el dinero en el bolsillo y le pongo la chaqueta" al teniente, ha relatado el propietario del Koxka, tras lo que habló con la camarera y le dijo a ella que "había habido una bronca y habían pegado al agente".
El fiscal ha hecho ver entonces al testigo que en una declaración anterior en sede policial dio una versión diferente, afirmando que fue la camarera la que le informó a él de que "estaba pegándose una cuadrilla de personas latinoamericanas".
Según este testigo, cuando luego acudió a declarar ante la Policía Foral les dijo a los agentes que en sus 22 años como hostelero había visto "muchas broncas en el bar", pero "nunca romper el tobillo a nadie". "Les dije: ¿no habrá sido que se ha tropezado con el escalón?".
Ha añadido que solo vio un corte "pequeñito" en el labio del teniente que no sangraba y que el agente le decía que le dolía mucho la pierna. Luego, cuando llegó la Policía Foral, se fue a casa.
De los acusados en el juicio a los que han señalado como agresores los agentes y sus parejas, el dueño del Koxka solo ha reconocido que vio, dentro del bar, a uno de ellos, Ohian Arnanz. Preguntado sobre las amenazas que la novia del teniente denunció ayer en el juicio que padecen sus padres, que también regentan un bar en Alsasua, ha dicho: "Yo que sé lo que cuentan ellos. Yo también he recibido amenazas y pintadas en mi bar de la Falange, de los anarquistas y de más gente".
En contra de las versiones de los guardias civiles y sus parejas, la camarera del bar Koxka ha narrado que esa noche no pasó "nada" que le "llamase la atención" dentro del bar y que permaneció dentro hasta que acabó la agresión, cuando salió a la calle porque el dueño del bar le comunicó que había habido una pelea.
"Yo no me enteré absolutísimamente de nada", ha dicho la testigo, que ha reiterado que "en ningún momento percibimos que estaba pasando nada" dentro del bar, ni siquiera las agresiones que los agentes y sus novias dijeron haber sufrido cuando intentaron salir del local. Según su relato, cuando salió a la calle el teniente le devolvió la chaqueta que le había dejado el propietario del bar para cubrirse.
"Le vi de frente y me llamó la atención que tenía una camisa blanca y estaba limpia", ha dicho sobre este agente, para añadir que "al día siguiente al escuchar noticias fue un poco extraño porque nosotros no habíamos percibido semejante jaleo".