El portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ha matizado las palabras que esgrimía en un polémico tuit, escrito el pasado 17 de febrero, en el que pedía una actuación contundente por "la violenta mutilación de un ojo" por parte de la Policía: "Debe ser investigada y se deben depurar responsabilidades con contundencia".
Ante estas palabras, el político aragonés recibió diversas reprimendas, al interpretarse que estaba apoyando la violencia en las calles. No obstante, desde su propia formación, algunas voces han evitado condenar explícitamente los altercados, producidos durante más de cinco jornadas en distintos puntos del país: "Son problemas de participación política, no de orden público", indicaba Rafael Mayoral, que ante las preguntas de laSexta insistía en en los abusos policiales.
Tras diversos días, Echenique no se había pronunciado sobre el contenido del tuit más allá de la respuesta mencionada. No obstante, este lunes, en una entrevista en TVE, ha condenado la violencia en un mensaje en el que también quiere mostrar su apoyo a los jóvenes que se manifiestan: "Yo no me voy a sumar a la criminalización de la protesta social y a la criminalización de la juventud. Es evidente que en mi tuit yo no apoyo que se quemen contenedores”, apunta.
Asimismo, Echenique ha afirmado que "si la inmensa mayoría de la población española y los partidos políticos" están en contra de los altercados y la quema de contenedores, "estamos hablando de un falso debate". Junto con eso, ha recalcado que hay "infinitas maneras de escribir una frase", y se desmarca de la violencia, pero con un mensaje en dirección a los jóvenes: "Yo no voy a llamar niñatos ni terroristas a los jóvenes que se manifiestan en la calle. A ese coro no me voy a sumar", sentencia.
Por su parte, a diferencia de lo ocurrido hasta ahora, diversos miembros del Gobierno sí han criticado los actos de violencia, como José Luis Ábalos o el propio Pedro Sánchez: "En una democracia plena como España es inadmisible la violencia", afirmaba con rotundidad el presidente del Ejecutivo. De este modo, el PSOE volvía a desmarcarse de sus socios de Gobierno y mantenían el mensaje de que "la democracia ampara la libertad de expresión, pero no la violencia".