El Ejército empezará a distribuir a partir de septiembre un nuevo chaleco antifragmentos adaptado a la ergonomía de la mujer, un modelo pionero con altas prestaciones, mucho más cómodo, ligero y confortable, y que ofrece una mayor protección.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha tenido oportunidad de conocer el chaleco durante su visita al Parque y Centro de Abastecimiento de Material de Intendencia (PCAMI) del Ejército de Tierra, ha valorado este nuevo elemento de protección en los pasos que se están dando para potenciar al máximo la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, que representan ahora el 13%.
"Era un compromiso que se había asumido, un chaleco especial para las mujeres. Somos absolutamente pioneros en relación con otros países de Europa", ha destacado Robles, que ha agregado que "pone de relieve que la logística militar en España es una de las más adelantadas, yo diría, que del mundo entero".
Las características del nuevo chaleco
El nuevo chaleco para el personal femenino de las Fuerzas Armadas, se encuentra ya en fase de producción y se empezará a distribuir este año, inicialmente en las zonas de operaciones, según ha explicado el responsable del proyecto y jefe de la sección técnica de vestuario de la dirección de adquisiciones, coronel Álvarez.
Es más cómodo, más confortable, ya que está adaptado a las formas de la cadera y el pecho de la mujer, y más ligero, con reducciones de hasta 500 gramos: pesa entre 3,5 y 3,8 kilos dependiendo de la talla frente a los 3,9 kilos del anterior en una talla S (la más pequeña).
Además, cuenta con una innovación importante: una hebilla que permite desmontarlo rápidamente y no hace falta ponerlo por la cabeza, sino por un lateral, sin necesidad de quitarse el casco. El chaleco, desarrollado por la empresa FECSA, ha mejorado también la protección balística de las usuarias, tanto para las municiones habituales como para los grandes calibres.
Durante su visita, la ministra ha recorrido una exposición de distintos materiales, muchos de ellos aún en pruebas, que pasarán a formar parte de la uniformidad del Ejército de Tierra, y ha visitado los laboratorios del área textil y de bromatología, donde se certifican las mascarillas quirúrgicas para la protección del personal frente al COVID.
Además, ha podido verificar el trabajo que se realiza para validar la protección de toda la equipación militar, pruebas de calidad, resistencia al frío, al calor y a la humedad, etc., así como las distintas pruebas a las que se someten todas las raciones de comida de campaña.
Durante la Operación Balmis, contra la propagación del COVID-19, este centro llegó a acumular y transportar en sus almacenes 220.000 metros cúbicos de materiales (el equivalente a una superficie de un campo de fútbol), con 20 metros de altura, y en la actual Baluarte suministra efectos de protección al personal militar en labores de rastreo y vigilancia.