Así de bien hablaba Pedro Agramunt de unas elecciones en Azerbaiyán sospechosas de fraude: "Fueron justas y equitativas; aunque hubo algunos problemas de seguridad a segundo nivel".
Unas palabras que refuerzan el demoledor informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que él presidía. "Hay pruebas que demuestran que Agramunt intervino en los borradores de informes preparados (...) para suavizar las críticas expresadas a las autoridades azerbaiyanas", dice el informe.
En sus más de 200 páginas, concluyen que hay "fuertes sospechas" de que estaba "involucrado en actividades de naturaleza corrupta".
El socialista Ander Gil ha dicho en ARV que "es un desprestigio y el PP no debe sostenerlo en el Consejo de Europa ni un día más".
El informe señala a Agramunt, junto a otros, por recibir todo tipo de sobornos: "Artículos electrónicos de lujo, relojes, joyas, vacaciones pagadas, prostitutas y también grandes sumas de dinero en efectivo o transferidas a través de empresas anónimas".
Incluso destaca los 200.000 euros que, supuestamente, invirtió el Gobierno azarí para impulsar su carrera política en Europa: "Una gran parte del éxito de Agramunt había sido atribuible al apoyo, incluido el apoyo financiero, recibido de Azerbaiyán".
Además, acusan al senador popular de silenciar la existencia de presos políticos de Azerbaiyán en sus informes. Ahora, no se deja ver, pero le han defendido algunos compañeros. Alberto Fabra, senador del PP, ha dicho que lo considera "una persona muy responsable" y ha añadido que está "seguro" de que "ha hecho las cosas bien".
Agramunt ha emitido un comunicado en el que lamenta la "caza de brujas" contra él y defiende que "todo son falsedades sin fundamento".