"Necesito escribir este mensaje para que mi conciencia me deje dormir tranquila", es el mensaje con el que una enfermera del hospital Severo Ochoa, uno de los hospitales que ha estado más colapsado en la Comunidad de Madrid, inicia una vídeo-carta en la que denuncian la precariedad con la que han tenido que trabajar.
No suelen escribir cartas, y menos editar vídeos, pero han decidido hacer este mensaje para dejar claro que casi dos meses después de que todo estallara, sus cicatrices, sus dificultades para dormir o su sensación de fracaso siguen ahí.
"Tenemos un desgaste físico y emocional bastante grande y no queremos volver a vivir todo lo que ya se vivió", advierte la enfermera Elena Álvarez. Y es que han presenciado escenas "aterradoras", como reconoce Lourdes Ibáñez.
Es ahora que ha llegado un poco la calma cuando pueden reflexionar. Dicen incluso que tuvieron que tratar a los pacientes como si fueran reponedoras que buscan espacio, y no enfermeras que están ahí para amortiguar el dolor. "Los pacientes empeoraban por su situación, esperando en sillas días tras días", explica Elena Álvarez.
Por eso, el vídeo que acompaña este texto está apoyado por todos los trabajadores de Urgencias del centro, pese a que en un primer momento fue iniciativa de cinco trabajadoras de enfermería. Una de ellas, Ana Nogales, asegura que "caer en otra como esta no podríamos soportarlo más. Ni el sistema ni nosotros".
Por su parte, el médico Jesús Medina quiere reflejar "la impotencia" que han sentido al tratar a los enfermos, "lo deficitario" que ha tenido su cuidado y manda un claro mensaje: "Que nadie se ponga medallas ni se haga fotos, porque ha sido terrible".
Ellos no quieren medallas, sino soluciones, y por eso piden que se escuche a los profesionales. No quieren volver a tener remordimientos profesionales por no haber podido cuidar a los pacientes como querían.