El 21 de diciembre, ciudad de Barcelona y un Consejo de Ministros. Para el Govern catalán, este cóctel de factores suena a provocación. "Más que el hecho de venir o no venir, la fecha escogida para suena a punto de provocación para parte de la población", ha cargado Elsa Artadi, consellera de Presidencia del Govern.

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Pero al Gobierno le parece que la palabra provocación no es la idónea y Josep Borrell lamenta que se utilice un lenguaje que "no es aceptable". Para Puigdemont si es una provocación y llama a "dar un respuesta imaginativa, naturalmente civilizada".

Por ello, se prepara la calle, que quiere contraprogramar al Gobierno de Sánchez con Òmnium llamando a un Consejo Popular de Ministros y con los CDR movilizándose desde primera hora justo aquí en la Llotja de Mar, donde tendrá lugar el Consejo de Ministros. "Los Mossos harán su labor de forma profesional, y se hará con éxito", ha asegurado el conseller de Interior, Miquel Buch.

Lo intentará evitar el ala más radical de los CDR, que llama al sabotaje. Lo hará con acciones rápidas a partir del 21D para boicotear carreteras, vías de tren, zonas industriales y a las fuerzas del orden.

Los partidos independentistas piden civismo. "A mí, personas manifestándose a escondidas nunca me han gustado", ha apuntado ante los medios Carles Campuzano, portavoz del PDeCAT en el Congreso. En líneas similares se ha expresado el portavoz de ERC en el hemiciclo, Gabriel Rufián: "Pedimos civismo".

Por su parte, el Ministerio del Interior movilizará a un número determinado de agentes para reforzar la seguridad. Y con todos los elementos, para los comerciantes se acaba de formar "la tormenta perfecta el día 21D", ha considerado Nuria Paricio, directora de la Asociación de Comerciantes de Barcelona, que ha añadido: "Eso, para los comerciantes, es lo peor".