Antes de la crisis del coronavirus casi nadie usaba mascarillas en la calle. Sin embargo, el brote nos llevó a ellas y pronto las farmacias se quedaron sin stock. Una situación que todavía perdura, porque en muchas aún no tienen y, en las que hay, los precios están desorbitados.
Como ejemplo, una compra hecha ayer, lunes: dos mascarillas del modelo FFP2, cada una a 9,95 euros. El ticket de otra compra muestra cuatro mascarillas por 51,80 euros, cada una a 12,95.
Un precio que no solo supone un problema para los clientes, sino también para los propios farmacéuticos. "Un proveedor habitual nos ofreció mascarillas a 29,95 euros la unidad", relata la farmacéutica Paula Fernández.
La falta de stock en las distribuidoras oficiales y tener que comprarlas a otros proveedores les hace ponerlas a estos precios. "Tengo la factura de lo que me ha costado, es que no podemos hacer otra cosa. Lo último que queremos es timar", asegura Marta Masi, farmacéutica.
Desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos proponen que sea el Gobierno el que fije el precio y "que se distribuyan las mascarillas de forma controlada a través de la tarjeta sanitaria, a margen cero, sin ganancia ni beneficio para la farmacia".
Una propuesta que gusta entre el gremio y hacia la que Valencia ha dado ya el primer paso: allí se ha acordado darlas gratis a mayores de 65 años y colectivos de riesgo.
Antes de la crisis, las mascarillas FFP2 rondaban los tres euros. Ahora están entre los 6,95 y los 19 por unidad. Lo mismo pasa las quirúrgicas, que antes no llegaban al euro y ahora están entre el 1,5 y los 2,85.
Desde la OCU aseguran que el consumidor poco puede hacer. "Al no haber disponibilidad no hay competencia y los precios están descontrolados", explican, invitando a denunciarlo.
Unas mascarillas que en Internet también tienen un precio muy elevado, al que se añade el tiempo de espera para el reparto, que en algunos casos supera las tres semanas.