En el juicio por losatentados de Barcelona de 2017, hoy ha sido el turno para declarar de los agentes de los Mossos d'Esquadra que abatieron a cinco terroristas en Cambrils. Los agentes le han contado al tribunal cómo fue el momento, el estrés máximo que vivieron y las secuelas que les han quedado.
"Me percato de que viene un vehículo a gran velocidad. Acelera a fondo hacia nosotros con la intención de embestir nos. Intento alertar a la compañera y me tiré, cayendo al suelo. La compañera fue atropellada. No sabía cuál era su estado. Vi cómo el coche volcaba", ha explicado durante el juicio uno de los mossos.
A continuación, tal y como ha relatado, del vehículo empezaron a salir personas con chalecos adosados al cuerpo. "Parecían chalecos bomba en toda regla", ha recordado. Uno de los hombres se acercó al agente corriendo "con un hacha en la mano, gritando Allahu Akabar".
En ese momento, cuando el agente tenía a uno de los atacantes a pocos metros, disparó: "Me dio la sensación de que su mirada decía: 'O me matas tú o te mato yo'. Sus ojos decían 'me da igual morir si mato antes'".
"Cuando cae, veo que vienen tres personas más corriendo hacia mi posición, con intención de atacarme". En cuestión de segundos los tenía encima, abrió fuego contra ellos y los abatió, ha contado.
"Me quedé en estado de shock. Escuché gritos. A una persona ensangrentada pidiendo ayuda para su mujer. Me percato de que mi compañera con rostro ensangrentado", ha añadido el mosso. Además, el agente ha declarado en el juicio que el lugar escogido, el paseo de Cambrils, fue "para hacer el máximo daño posible".
Graves secuelas
Al shock vivido en el momento del atentado se le suma el estrés postraumático grave después de lo ocurrido, y una serie de secuelas que le dificultan relacionarse o dormir bien.
"He sufrido varios episodios de depresión, me intento aislar de todo. Tengo dificultades para dormir, tomo medicación, tengo una hiperalerta constante cada vez que salgo a la calle", ha contado el agente en el juicio.
Siente, a dicho, "miedo e inseguridad" de que alguien le reconozca y pueda volver a sufrir un ataque. También tiene un "sentimiento de culpa muy grande por cómo está afectando a mi familia".