Protegidos en cajas se encuentran los restos de 144 personas asesinadas por el franquismo en el Cementerio de Paterna. Allí, Javier Iglesias, director antropólogo de la Asociación Científica Arqueoantro, junto a su equipo, reconstruye el cráneo de cada víctima para saber el tipo de disparo que recibió. Es decir, según detalla, si fue "a través del fusilamiento o del tiro de gracia para rematarlos".
Porque en la fosa 115, que empezó a excavarse en 2019, la mayoría de los asesinados tienen un disparo a corta distancia; una fosa, según ha contado Javier, bastante compleja, porque tiene "seis metros de profundidad", y además la mitad de la fosa tenía una forma "abovedada". Pero no solo es compleja en cuanto a su morfología.
"Está compuesta de tres sacas porque fueron fusilados en tandas de aproximadamente 50 individuos", ha apuntado el antropólogo. Su equipo de trabajo, según ha procesado, ha podido recuperar 144 de los casi 160 que se esperaban: "Hemos visto que la mayoría de los cuerpos son arrojados y maniatados". Después, en un laboratorio de la Univesidad Autónoma de Madrid, buscan evidencias que les ayuden en la identificación de las víctimas.
Por ejemplo, determinando el perfil biológico (la edad, el peso o la estatura). de las víctimas. Y lo hacen a contrarreloj. Todo para que "las familias puedan llevarse los cuerpos a los cementerios y poder enterrarlos dignamente", ha apuntado Javier Iglesias. Donde siempre, según ha apostillado, deberían haber estado.