Triunfo con sabor amargo para el Partido Popular en Castilla y León, pero especialmente para Pablo Casado. Lejos de la realidad ha quedado la maniobra orquestada por Alfonzo Fernández Mañueco y Génova: adelantar las elecciones en la comunidad para arrebatar votos a las otros partidos de la derecha y obtener así la ansiada mayoría absoluta (41 escaños). El PP se ha alzado con la victoria este 13 de febrero, sí. Lo ha hecho obteniendo 31 escaños -dos más que en 2019-, pero con este resultado se ve forzado a pactar nuevamente para continuar al frente del Gobierno de la Junta. Y no, esta vez no podrá ser con Ciudadanos, sino con Vox.
La formación de extrema derecha ha sido una de las grandes ganadoras de la noche. Tercera fuerza más votada, ha dado un golpe sobre la mesa en estos comicios al pasar del único escaño con el que contaba en 2019 a los 13 que ha logrado este domingo. Con estos números en la mano, Juan García-Gallardo y Vox están oficialmente en disposición de obligar a los populares a contar con ellos -lo que puede llevar a todo tipo de exigencias, entre las que parece estar entrar en el Gobierno autonómico- si quieren que una legislatura encabezada por el PP salga adelante. Santiago Abascal, líder de la agrupación, ya ha lanzado un aviso: "Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo". También, según ha podido saber laSexta, han reclamado consejerías, aunque por ahora no han especificado cuáles.
Por el momento, Mañueco se ha limitado a celebrar la victoria de su partido, asegurando que está "muy satisfecho" con el resultado y que hablará con todas las formaciones con el objetivo de gobernar en solitario. Pero lo cierto es que se le complican los cálculos, dado que no puede mirar ya hacia la otra derecha, que vive este 13F una nueva tragedia. Porque Ciudadanos continúa cuesta abajo y sin frenos hacia la catástrofe política. Prueba de ello son los resultados que lleva cosechando el partido liderado por Inés Arrimadas en las últimas elecciones, y prueba de ello es también el escaso número de votos que ha alcanzado en esta llamada a las urnas. Con tan solo un escaño, el de Francisco Igea, ya exvicepresidente de Castilla y León, la formación naranja deja de ser socio preferente de este Gobierno.
La España Vaciada se refuerza en el Parlamento: Soria ¡Ya! (3), Unión del Pueblo Leonés (3) y Por Ávila (1)
Por ser, ni siquiera ocupará un puesto de relevancia en las decisiones políticas que se tomen a partir de ahora en el territorio castellanoleonés. En cualquier caso, Igea no se ha privado de lanzar un dardo claro a Mañueco: "Estas elecciones se convocaron para sacar una mayoría absoluta y echar a Ciudadanos de la política. Ninguna de las dos cosas ha ocurrido". Asimismo, ha recordado al líder del PP castellanoleonés su promesa de no gobernar con Vox y ha instado a este partido y a PSOE a sentarse a "pensar en grande" para evitar la entrada de la extrema derecha en la Junta: "Este país no puede continuar deslizándose por la pendiente de la polarización, la trinchera y el frentismo".
Otro descalabro, aunque en menor medida que el de Ciudadanos, ha sufrido el bloque de la izquierda este 13 de febrero. Empezando por el PSOE, segunda fuerza más votada, cuyo número de apoyos y escaños ha caído notablemente frente a lo obtenido en 2019. Con estos procuradores, Luis Tudanca no puede ni empezar a plantear una alternativa al no sumar siquiera una mayoría suficiente uniendo sus votos a los conseguidos por Unidas Podemos y las candidaturas de carácter provincial. "Dependen de un partido que cuestiona los derechos y libertades de distintos colectivos", ha advertido Luis Tudanca a Mañueco, en referencia a Vox, tras felicitarle por la victoria. El líder socialista ha dejado la puerta abierta a su despedida, aunque en su entorno aseguran por el momento que no se marchará.
En lo relativo a la formación morada, el candidato, Pablo Fernández, no ha podido mejorar los apoyos que recibió en los pasados comicios autonómicos, perdiendo un procurador frente a los que tenía hasta ahora. Aun así, advierte: "Siendo la cuarta fuerza en votos, somos la sexta en escaños. Pero el espacio de UP va a seguir existiendo". Y en lo relativo a los partidos que componen esa idea conocida como 'España Vaciada', la sorpresa -aunque menor a la que se esperaba- la ha dado en esta ocasión Soria ¡Ya! Ángel Ceña ha logrado irrumpir en el panorama político castellanoleonés con tres escaños que suponen "el triunfo de los sorianos" tras "décadas de promesas incumplidas".
Tres escaños que se unen a los recabados por Unión del Pueblo Leonés (otros tres). El candidato de la fuerza leonesa, Luis Mariano Santos, ha celebrado la mejora de los resultados de su formación, que se convierte en la cuarta fuerza más votada con el 4% de los votos: "Recae sobre nosotros la responsabilidad de no defraudar a toda la gente que nos ha votado". Finalmente e igualmente destacable es el éxito de Por Ávila, formación que se ha hecho con un procurador este 13 de febrero y que ha celebrado con euforia dicho resultado. "Hemos sido la fuerza más votada en la capital abulense. Es un éxito después del poco tiempo que llevamos en política", ha destacado su candidato, Pedro Pascual.
En qué se traduce este resultado
Las cifras que manejan PSOE y Unidas Podemos certifican de esta manera que la izquierda no podrá gobernar en Castilla y León los próximos cuatro años ni contando con los escaños que se han llevado los partidos provinciales. Pero los resultados de este bloque no son todo lo malos que esperaban en el PP. De hecho, cabe destacar que los populares, que llevan 35 años gobernando esta comunidad, han cosechado esta vez el segundo peor resultado electoral de su historia en Castilla y León (el más bajo sigue siendo el de 2019, aunque en esta ocasión ha caído en porcentaje de voto). Un resultado con el que, precisamente, se ponen la zancadilla, pues llevan ahora al territorio a un contexto de gobernabilidad mucho más difícil que el que se daba ayer mismo, cuando se mantenía su pacto con ciudadanos.
El Partido Popular tampoco ha logrado, con este adelanto electoral y su consecuente resultado, mandar dos mensajes claros y llenos de intenciones a dos líderes políticos: Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso. Al presidente del Gobierno querían hacerle ver que en Castilla y León comenzaba la cuenta atrás del fin de su liderazgo. Aunque han vencido, ambos partidos han obtenido un resultado muy similar, bastante ajustado. Ni siquiera pueden traducir estos resultados en una advertencia contundente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, a quien querían demostrar que Génova cuenta con otros líderes capaces de cosechar unos apoyos tan buenos como el que obtuvo ella el 4M, cuando rozó la mayoría absoluta.
No, no eran estas cifras las que le daban las encuestas al PP hace dos meses; no, no eran estas las expectativas que tenían sobre Castilla y León; y no, su pretensión no era ni mucho menos cambiar a Ciudadanos por Vox como socio de Gobierno. Los populares querían lograr un segundo 'efecto Ayuso'. Más allá: querían hacer de estas elecciones una suerte de 'efecto Casado': lograr una apabullante victoria de la derecha, lo suficientemente amplia para que no hiciera falta ningún otro socio parlamentario. Se dan así unas elecciones que dejan en el aire el futuro del PP en otros territorios, a pesar de su victoria.