Un temor recurrente vuelve a turbar los sueños de los inquilinos de Génova Street; su particular 'Coco', su hombre del saco vuelve a ser Vox y no se van a librar de él cuando pueblen el contenedor las calabazas de Halloween.
La plana mayor popular reconoce que los sucesos de Cataluña y el vuelo del cadáver de Franco han inflado las expectativas de un partido que hace cosa de un mes navegaba lánguido y perdiendo apoyo en todas las encuestas.
"Vox es el partido de los indignados de la derecha", reconoce con pesar un importante cargo del PP que lamenta que "cada palo" a un policía en Cataluña infla las expectativas de la cuadrilla de Abascal.
En el horizonte se vislumbran más palos con las protestas anunciadas por los independentistas para la visita del Rey, la jornada de reflexión o el domingo electoral.
En la séptima planta sufren cada mejoría de Vox porque saben que el pasteleo del voto de la derecha les aleja de La Moncloa. Creen que cuanto menos aglutine el PP mejor le irá a las esperanzas de un Sánchez al que ven "preocupado".
Quieto todo el voto
Los quesitos de los contables demoscópicos de Casado demuestran que otro suceso reciente ha lastrado el avance del antaño partido hegemónico de la derecha en las encuestas. "La exhumación nos ha detenido durante un tiempo", desvelan en el entorno del presidente popular. El jaleo de Mingorrubio con Tejero espoleando a la vieja y nueva muchachada de la ultraderecha hizo que se paralizara el voto al PP, para alegría de Vox.
A pesar de todo en los últimos días el desayuno con trackings en Génova ha dejado mejores sensaciones. Pase lo que pase de momento el plan sigue estando claro: "Casado sabe lo que tiene que hacer y lo está haciendo", según un dirigente que defiende que el líder tiene que seguir amarrado a "su discurso tranquilo, con su barbita y un punto hasta soso". 'Catenaccio' que puede hacer aguas como vuelva a calentarse Cataluña para alborozo de un hombre, Abascal, que volvería a llenar de votos su saco.