Desplegando una gigantesca bandera de España, con lluvia masiva de confeti y una gran traca final que iluminó el cielo de la Plaza de Colón. Así se despidió VOX, ante 18.000 seguidores, de la que ha sido su segunda campaña electoral.
Los pesos pesados regalaron a sus fieles su último 'speech'. Comenzó Rocío Monasterio, seguido de Espinosa de los Monteros, Ortega Smith y el plato fuerte, Santiago Abascal.
Son, dicen, "la alternativa patriótica frente al independentismo", piden concordia nacional frente a los viejos odios de la izquierda, acabar con el sistema autonómico, cerrar las fronteras a la inmigración ilegal y destruir la Ley de Memoria Histórica.
Han bajado al barro, y esta vez, han tratado de ganarse el voto obrero, el de los desencantados… sin olvidar el voto joven. Es espectacular la baja media de edad en sus mítines.
Ayer, Espinosa de los Monteros recuperó una expresión que no se escuchaba desde abril: "¡Somos la tormenta!". Porque puede que ahora sí, los sondeos han colocado a Vox más allá de las nubes. Piden prudencia, pero confían en lograr consolidarse. Quién sabe si como tercera fuerza política del país.