Antonio Acosta, el primer ciudadano sordociego de España al que le ha tocado presidir en Tenerife una mesa electoral, ha asegurado que su presencia da normalidad a la situación de las personas con sordoceguera. Aunque algunos ciudadanos se sorprenden cuando lo observan supervisando las votaciones, acaban constatando que puede desarrollar el papel igual que cualquier otro ciudadano.
Con una exquisita educación, Antonio Acosta da los buenos días a todos los que han acudido a votar a la asociación de mayores Aguere, en Santa Cruz de Tenerife, donde ayudado por sus compañeros de mesa y por una guía interprete ha depositado las papeletas de los ciudadanos al Senado y al Congreso en sus respectivas urnas.
El presidente, oculto bajo unas oscuras gafas, ha bromeado con algunos de los electores, a quienes decía "bonito número de DNI" o con los que charlaba entre votación y votación de la buena marcha de la jornada, en la que ha celebrado que ha habido "un nivel de intensidad de participación muy alto".
El cansancio que le ha producido la asistencia de personas que no ha cesado en el colegio electoral a lo largo de toda la mañana no ha borrado de su rostro la sonrisa y la alegría de poder dar normalidad a la realidad de las personas sordociegas. "Tenemos que propiciar que seamos nosotros los que decidamos y los que tengamos el poder de decisión", ha manifestado Antonio Acosta, la única pausa que ha realizado desde que a las nueve de la mañana los ciudadanos comenzaron a votar.
Aunque no ha tenido "ni medio minuto" para tomarse un respiro, lo cual está siendo "un poco cansado" para los componentes de la mesa electoral, su presidente, que prefiere el trasiego al aburrimiento, considera que la alta afluencia es buena para el sistema democrático. Su falta de vista no le ha impedido darse cuenta de que su presencia ha causado sorpresa entre algunos electores, sin embargo, no se lo ha tomado a mal, pues considera que "forma parte del desconocimiento".
"Espero que vaya cambiando y pase a ser una anécdota más", ha deseado Antonio Acosta, quien guiado por una intérprete que le va contextualizando todo lo que va sucediendo ha roto con los prejuicios de muchos con su buen sentido del humor y su eficacia al frente de una mesa electoral.