España encara su quinto fin de semana confinada por el coronavirus con cifras aún dramáticas, pero alentadoras. Este viernes, el número de defunciones diarias ha alcanzado su punto más bajo desde el 24 de marzo, 605, mientras continúa el descenso del número de nuevos contagios: 4.576, lo que suma un total de 157.022 infectados. El mayor frenazo desde que estalló el brote, que se ha cobrado ya 15.843 vidas en nuestro país.

Datos esperanzadores, dentro de la tragedia humana, que llegan después de que el Congreso convalidara esta misma semana -tras un bronco pleno marcado por la división de los grupos parlamentarios- una nueva prórroga del estado de alarma, la segunda, con lo que el aislamiento se mantendrá, al menos, hasta el 26 de abril.

No obstante, cuando se cumplen cuatro semanas desde que Pedro Sánchez anunciara por primera vez que el Gobierno decretaría esta medida -que, cree el presidente, tendrá que volver a pedir-, el Ejecutivo trabaja ya con la desescalada de las restricciones en el horizonte, un plan de transición gradual a una "nueva normalidad" en el que ya está trabajando.

Más a corto plazo, sin embargo, la vista está puesta en el lunes, cuando, tras una Semana Santa atípica -sin desplazamientos a la playa ni procesiones-, se recuperará la actividad económica no esencial y millones de trabajadores volverán a salir de sus casas para dirigirse a sus puestos de trabajo.

Una vuelta al primer escenario del estado de alarma, que, sin embargo, esta vez será diferente: Sanidad ha avanzado que el lunes repartirá mascarillas entre la población, en el transporte público y puntos donde se puedan dar aglomeraciones, con el objetivo de garantizar la protección a quienes se reincorporen al trabajo.

La OMS advierte: levantar la cuarentena demasiado rápido puede traer un "rebrote mortal"

En cualquier caso, las autoridades sanitarias instan a no bajar la guardia. "La desescalada va a ser un proceso en el que todavía no estamos", ha advertido este viernes Salvador Illa, que ha insistido en que este "no es cruzar una puerta, es recorrer un pasillo". El titular de Sanidad, que ha pedido cautela, ha insistido en que "no es aún momento" de levantar restricciones y permitir, por ejemplo, que los niños salgan a la calle.

En este mismo sentido se pronunciaba la OMS, que advierte a los países en contra de apresurar el fin de las cuarentenas. La organización ha insistido en que la fase de descenso de casos "puede ser tan peligrosa como la de subida si no se gestiona de forma adecuada". "Algunos países ya están planeando la transición desde los confinamientos y la OMS, como todos, desea que estas restricciones acaben, pero hacerlo demasiado rápido puede conllevar un resurgimiento mortal", ha indicado su director general, Tedros Adhanom.

Una advertencia que llega justo cuando se supera el umbral de las 100.000 muertes por COVID-19 a nivel mundial, de acuerdo con la Universidad John Hopkins. Cifras estremecedoras al paso de una pandemia cuyo foco se encuentra ahora en Estados Unidos, convertido en el país más golpeado por número de casos.