La quinta noche de protestas convertida en vandalismo en Barcelona ha dejado importantes daños materiales y de infraestructuras. Aparte del daño en las históricas vidrieras del Palau de la música, solo anoche se quemaron 39 contenedores con un coste estimado de 58.500 euros. Se dañaron además 600 metros cuadrados de asfalto; principalmente, en Paseo de Gracia, Gran de Gràcia y Plaza de Lesseps, cuya reparación costará otros 40.000 euros.
Por otro lado, el Ayuntamiento de Barcelona estima que los trabajos de limpieza tendrán un coste de casi 31.000 euros (30.950). El total, la suma del sábado, asciende a 156.450 euros. A esta factura habría que añadir los 725 contenedores quemados desde el martes, lo que dispararía la factura a más de 900.000 euros. Los comerciantes y hosteleros están al límite porque a las pérdidas por la pandemia se úne ahora el pillaje.
Muchos escaparates quedaron completamente destrozados y el interior de otras tiendas de lujo vacías por por saqueos. Horas después, se hace inventario de las pérdidas. Vecinos de la ciudad se han solidarizado con los comerciantes. "Con el momento tan difícil que se está viviendo sólo falta esto", argumentan, y creen que "esto tiene que pagarlo alguien". También se dieron pintadas en contra de la policía, sucursales bancarias destruidas y cajeros compleramente rotos.
En un manifiesto consensuado del Foment del Treball y las 35 organizaciones empresariales catalanas del turismo, comercio, hostelería y hotelería condenan los actos y piden "responsabilidades políticas al Govern de la Generalitat y al Ayuntamiento de Barcelona". Además, esta misma mañana se reunía el Conseller de Interior con Sindicaros de Mossos de Escuadra. El cuerpo policial está descontento por las críticas que están recibiendo por su actuacion. Sámper los defiende.