La detención de Puigdemont llega después de un ajetreado periplo en el extranjero. La última imagen que tenemos de él fue en Finlandia, allí, mostraba su apoyo a la decisión de Rovira, de marcharse a Suiza: "Le quiero mostrar mi absoluto apoyo y respeto. No es una decisión fácil".
Conferencias y declaraciones que una semana antes, también había ofrecido en Suiza: : "¿Es la independencia la única solución para Cataluña? Yo siempre lo he dicho: no". Allí pudo encontrarse con Anna Gabriel, pero entonces el juez Llarena mantenía inactiva la orden de detención contra él.
En enero también viajo a Dinamarca, donde pronunció una conferencia en la Universidad de Copenhague sobre la situación de Cataluña.
Viajes que llegaron después de que el magistrado del Tribunal Supremo decidiese desactivar la euroorden: "Esa era la estrategia adecuada que se ha demostrado útil".
En Bélgica llevaba viviendo desde finales de octubre: "Con penas de prisión que podrían sumar cientos de años contra el Govern y miembros del Parlament".
Y desde allí realizó su particular campaña a las elecciones del 21-D: "Ser president requiere que yo vaya al debate de investidura. Y yo quiero ir. Lo que seguramente es que no podré ir".
Desde febrero tenía ubicada su residencia oficial en Waterloo, donde había establecido una especie de centro de operaciones del procés.