La Fiscalía Provincial de Madrid ha recurrido en apelación directa el auto por el que un juez incoó diligencias de investigación contra Begoña Gómez por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Así, solicita la revocación del auto recurrido, con fecha del 16 de abril y que le fue notificado este miércoles, y pide el archivo de la causa al considerar que no hay indicios de delito.
La Fiscalía apela directamente ante la Audiencia de Madrid, saltándose así al titular del Juzgado de Instrucción número 41 de la capital, el juez Juan Carlos Peinado, que había declarado el secreto de las diligencias, abiertas a raíz de una denuncia de la organización ultraderechista Manos Limpias.
Una denuncia que el magistrado admitió a trámite sin consultar primero con el Ministerio Fiscal, y que se limitaba a recoger una serie de titulares de prensa, sin aportar ninguna prueba que sustentase verdaderamente las acusaciones contra la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Ello, a pesar de que la jurisprudencia del Tribunal Supremo establece que las informaciones periodísticas no bastan para abrir una investigación judicial, sino que debe haber elementos periféricos que las corroboren, cosa que no sucede en este caso.
De hecho, la propia organización que impulsó la denuncia ha reconocido este jueves que esta se basa "en informaciones periodísticas y solo en las mismas" e incluso admite que estas podrían no ser veraces, al afirmar que será el juez "quien deberá comprobar si dichas informaciones periodísticas son ciertas o no".
El futuro del Gobierno, en el aire
El movimiento de la Fiscalía se produce en plena tormenta política, después de que Sánchez, para quien la apertura de diligencias contra su mujer ha sido la gota que colma el vaso, anunciara en una carta a la ciudadanía que se está planteando si seguir o no en la Presidencia. Una decisión que dará a conocer el próximo lunes.
De momento, el tablero político ya ha saltado por los aires y en el PSOE la preocupación y el desconcierto son máximos: nadie se atreve a augurar qué va a pasar finalmente, aunque partido y Gobierno han cerrado filas para movilizar una marea de apoyo y lograr así que el todavía jefe del Ejecutivo se quede en Moncloa.